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jueves, 22 de diciembre de 2016

Malditos sean los tibios de corazón

No soporto a los tibios de corazón. Los aborrezco, es algo visceral y racional al mismo tiempo. Tibios de corazón, indiferentes y cobardes. Y me refiero a una cobardía estructural, no al miedo insuperable. Los cobardes morales ni siquiera se plantean abandonar su zona de ensimismado confort. Estoy convencida de que el porcentaje de individuos de verdad malvados que hay en el mundo es pequeño, quizá muy pequeño, incluso ínfimo. Los auténticos culpables de que la vida pueda ser tan cruel y de que la Tierra se convierta en un valle de lágrimas son los tibios de corazón, porque esos sí que son legión, esos son muchísimos; esos quizá sean, por desgracia, la mayoría de los seres humanos, y son quienes no se enfrentan a los energúmenos, quienes no protegen a los indefensos, quienes permiten con su callosa indiferencia que el Mal campe a sus anchas. Son los niños que dejan que un matón torture a un compañero de clase, los padres que prefieren no enterarse, los oficinistas que admiten el acoso a un colega, los vecinos que hacen oídos sordos al ruido de golpes y llantos que se cuela a través de las paredes, o que secundan a un presidente despiadado y se niegan a poner una rampa en el portal que permitiría salir a la calle al vecino en silla de ruedas. Toda esa gentuza es la peor. Alfredo Llopico, un amigo con quien hablé de esto, me mandó dos citas maravillosas. Una es del Apocalipsis, en donde Jesús dice: “Conozco tus obras, sé que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca”. Y la otra es de la Divina Comedia, de Dante, en donde, en el ‘Canto III del Infierno’, encontramos que las almas más despreciables son aquellas “que vivieron sin merecer alabanzas ni vituperio (…) que no fueron rebeldes ni fieles a Dios, sino que sólo vivieron para sí”. Siempre hemos sabido que los culpables del horror del mundo son los tibios de corazón. Malditos sean.

http://elpaissemanal.elpais.com/columna/rosa-montero-malditos-los-tibios/

viernes, 16 de diciembre de 2016

No digas que no sabes lo que haces

Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo
-pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.

Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto

. - Ángel González


sábado, 3 de diciembre de 2016

Ser feliz es tener hambre

"Mi padre me decía que para hacer feliz a una mujer no hace falta mucho... es decir, - se explicaba mejor-, no se necesita mucho esfuerzo, pero se necesita mucha pasión.
No hace falta mucho dinero, pero necesitan de la creatividad.
Llévala a pasear, me decía.
Llévala a los callejones de la ciudad.
Llévala a mirar las cosas pequeñas, a ver cómo las viejitas riegan los balcones. Que las caminatas ayudan, también a enamorarse de más, me decía. Porque cuando se camina, los pensamientos estúpidos fluyen y sólo queda el presente, la belleza del día, ustedes dos.
Luego, llévala a tomar un aperitivo, me decía. Esa será la prueba del nueve. Tomar un buen aperitivo juntos, descansen de la caminata, beber y comer, ríanse, demonios.... hazla reír.
Y si después el aperitivo te dice:
"yo todavía tengo hambre, vamos a cenar?"
Entonces significa que esa persona está realmente bien contigo.
Es feliz, me decía. Porque una mujer, cuando está bien, siempre tiene hambre...."

Texto: Anónimo.

Comienzos y finales

“¡Qué grandes son las cosas en sus comienzos! Nunca en los principios hubo pequeñeces. (Henri Barbusse “Le Couteau entre les dents”)

Todos los finales son también comienzos. Simplemente no lo sabemos en el momento.” (Mitch Albom “Las cinco personas que conocerás en el cielo”)

“La verdad siempre resplandece al final, cuando ya se ha ido todo el mundo.” (Julio Cerón)

jueves, 27 de octubre de 2016

Bajo una pequeña estrella

BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA - Wislawa Szymborska

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.


jueves, 29 de septiembre de 2016

Vivir en la luna (Jaime J. Escobar)


Suelen decirme, a manera de crítica, que vivo en la Luna.
¿Les he dicho yo acaso, a manera de crítica, que viven en Tierra?



viernes, 9 de septiembre de 2016

Raymond Carver





Para siempre

A la deriva en una nube de humo,

sigo la raya que en el suelo del jardín deja un caracol

hasta el muro de piedra.

Solamente al final me acuclillo, veo

lo que hay que hacer y, de repente,

me adhiero a la piedra húmeda.

Empiezo a mirar lentamente alrededor

y a escuchar, utilizando para ello

mi cuerpo entero como el caracol

utiliza el suyo, relajado, pero alerta.

¡Atención! Esta noche es un hito

en mi vida. 

Después de esta noche,

¿cómo podré volver a mi

vida anterior? Mantengo los ojos fijos

en las estrellas, les hago señales

con mis antenas. Me sujeto bien

durante horas, descansando sin más.

Más tarde, la pena comienza

a gotear en mi corazón.

Recuerdo que mi padre está muerto,

y que me voy a ir pronto

de esta ciudad. Para siempre.

Adiós, hijo, dice mi padre.

Casi al amanecer, bajo

y vuelvo errabundo a casa.

Todavía están esperándome,

el espanto aletea en sus rostros

cuando se encuentran con mis nuevos ojos por primera vez.





Miedo

Miedo a ver un coche de la policía acercarse a mi puerta.

Miedo a dormirme por la noche.

Miedo a no dormirme.

Miedo al pasado resucitando.

Miedo al presente echando a volar.

Miedo al teléfono que suena en la quietud de la noche.

Miedo a las tormentas eléctricas.

¡Miedo a la limpiadora que tiene una mancha en la mejilla!

Miedo a los perros que me han dicho que no muerden.

Miedo a la ansiedad.

Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.

Miedo a quedarme sin dinero.

Miedo a tener demasiado, aunque la gente no creerá esto.

Miedo a los perfiles psicológicos.

Miedo a llegar tarde y miedo a llegar antes que nadie.

Miedo a la letra de mis hijos en los sobres.

Miedo a que mueran antes que yo y me sienta culpable.

Miedo a tener que vivir con mi madre cuando ella sea vieja, y yo también.

Miedo a la confusión.

Miedo a que este día acabe con una nota infeliz.

Miedo a llegar y encontrarme con que te has ido.

Miedo a no amar y miedo a no amar lo suficiente.

Miedo de que lo que yo amo resulte letal para los que amo.

Miedo a la muerte.

Miedo a vivir demasiado.

Miedo a la muerte.

Ya he dicho eso.



Ventanas altas- Philip Larkin

Cuando veo una parejita e imagino
que él se la folla y ella toma
píldoras o usa un diafragma,
sé que ése es el paraíso
que todo viejo soñó la vida entera:
ataduras y prejuicios desechados
como una cosechadora obsoleta, y los jóvenes
deslizándose sin límites, ladera abajo,
hacia la felicidad. 
Me pregunto si cuarenta años atrás, mirándome, 
alguien habrá pensado: Eso es vida, 
nada de dios, ni de sudar de noche
pensando en el infierno, ni de ocultar
lo que opinas del pastor. Ese y sus
amigos se deslizarán, maldita sea,
libres como pájaros. 
Y de inmediato,
más que en palabras, pienso en ventanas altas:
el cristal en donde cabe el sol y, más allá,
el hondo aire azul, que nada muestra,
y no está en ninguna parte, y es interminable.

Molloy- S. Beckett

«No inventamos nada, creemos inventar cuando en realidad nos limitamos a balbucear la lección, los restos de unos deberes escolares aprendidos y olvidados, la vida sin lágrimas, tal como la lloramos. Y a la mierda»".

miércoles, 31 de agosto de 2016

Ana Elena Pena



Siempre con el alma en vilo
esperando ese mensaje de vuelta...

Mendigando tus besos como una pordiosera de ojos suplicantes, 
piernas flacas y rodillas sucias.

Lamiendo, famélica, las migajitas de ese amor raquítico
que a veces dejas sobre el mantel.

Así me tienes, hijo de la gran puta,
roñoso de mierda.


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Mírame,
tan perfecta como un cuadro torcido,
como un poema sin rima,
como un mueble antiguo roído por la carcoma.

Tan útil como un lápiz sin punta
o como una mesa coja.

Impecable como un diario lleno de tachones.
Fiable como un barco sin timón.
Divina como una plaga de langosta.
Magnífica como una mansión habitada por fantasmas,
como una tormenta de verano.

Gentilmente agraciada, además,
con un fino acabado de vellosidades varias, estrías, puntos rojos y negros, venitas azules, pliegues carnosos, finas arrugas, cicatrices, marcas de acné y poros dilatados.

Lengua imprudente, manos torpes y mirada de loca ausente.
Rematada -con gran acierto-
por una maraña de cabello revuelto
coronando una enorme y dura cabeza (rozando siempre las nubes)

Perfecta, joder, ¿es que no lo ves?


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Quizá, ya si eso, te llamo un día de estos...

Puede que, para entonces, hayamos barrido nuestras tristezas,

perdonado nuestras faltas, olvidado las pequeñas miserias...

Sí, seguro.

Es posible que, pasado ese tiempo, hayamos cambiado los dos,
que yo sea muñequita de cuerda y tú soldado de plomo.

Algo así.

¡Oh! ¡qué felices seremos! ¿verdad? ¿VERDAD?

Sí, claro, nos volveremos a ver.

En otro momento, o en otro país, en otro mundo, en otra vida...
quizá pueda ser, quizá esto pueda funcionar...


Pero no, sabemos que no.

Que nunca llegará ese día,

que si nos encontramos, seremos los mismos.

Que aún con rescoldos de fuego en las pupilas,

nos miraremos fríamente y nos temblará la voz.

Que no habrá fuegos artificiales, ni magia, ni nada.

No lo habrá.

Tan solo la brevedad en el saludo,

una mirada furtiva al acompañante...

Luego nos alejaremos a paso acelerado.

Puede que giremos la cabeza, una última vez,

buscando un atisbo de complicidad, de nostalgia...

Pero no, no lo haremos.

Estaremos muy ocupados mirando hacia delante con orgullo,

con la garganta atravesada por espinas

y brasas en las mejillas.

Disimulando las ganas de romper en llanto.


domingo, 24 de julio de 2016

Historias sin terminar

Cuando cierro los ojos

te veo ahí,

inmóvil, mirándome,

como si quisieras romper

con un beso

el muro que nos atraviesa

el alma.

Te noto paciente,

con la ternura de quien

sabe mirar de frente

al amor.

Tus ojos hablan por ti,

no hace falta que digas nada,

que yo ya lo sé.

Pero tus manos te delatan,

percibo los nervios de quien

no supo querer a tiempo.

Y ahora le duele.

Cierro los ojos y sigues ahí,

todavía sin mediar palabra.

Y yo jamás he escuchado nada

tan bello

como tu silencio.

Tenemos todo el tiempo del mundo,

tenemos cualquier ciudad

a nuestra disposición.

Tenemos al amor

de nuestro lado,

y a la razón mirándonos de reojo.

Podemos terminar

aquello que dejamos a medias,

y poner un punto final

a nuestra historia.

Podemos cerrar lo que tenemos,

y seguir nuestros caminos.

Abro los ojos,

y por suerte,

no estás ahí inmóvil,

tampoco me miras,

ni rompes muros con besos.

Nada ha terminado.

Por que no hay nada más bonito

que una historia perforada

por las agujas de

todos los relojes

que he dejado rotos

desde que te estoy esperando.

http://culturacolectiva.com/historias-sin-terminar/

martes, 12 de julio de 2016

El guardador de rebaños- Alberto Caeiro



I


Yo nunca guardé rebaños
pero es como si los guardara.

Mi alma es como un pastor,
conoce el viento y el sol
y anda de la mano de las Estaciones
siguiendo y mirando.


Toda la paz de la Naturaleza sin gente
viene a sentarse a mi lado.
pero yo quedo triste como una puesta de sol
para nuestra imaginación,


Cuando enfría el fondo del llano
y se siente la noche entrada
como una mariposa por la ventana..


Pero mi tristeza es sosiego
porque es natural y justa
y es lo que debe estar en el alma
cuando ya piensa que existe
y las manos cogen flores sin que ella se entere.



Como un ruido de cencerros
más allá de la curva del camino
mis pensamientos están contentos
sólo me da pena saber que ellos están contentos
porque, si no lo supiera,
en vez de estar contentos y tristes,
estarían alegres y contentos.


Pensar incomoda como andar en la lluvia
cuando el viento crece y parece que llueve más.
No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.


Y si deseo a veces,
por imaginar, ser corderillo
(o ser el rebaño todo
para andar disperso por toda la ladera
siendo muchas cosas felices al mismo tiempo),
es sólo porque siento lo que escribo a la puesta de Sol,
o cuando una nube pasa la mano por encima de la luz
y corre un silencio por la hierba.


Cuando me siento a escribir versos
o, paseando por los caminos o por los atajos,
escribo versos en un papel que está en mi pensamiento,
siento un cayado en las manos
y veo una imagen de mí
en la cima de un otero,


Mirando mi rebaño y viendo mis ideas,
o mirando mis ideas y viendo mi rebaño,
y sonriendo vagamente como quien no comprende lo que se dice
y quiere fingir que comprende.


Saludo a todos los que me leen,
agitando el sombrero ancho
cuando me ven en mi puerta
apenas la diligencia se levanta en la cima del otero.


Los saludo y les deseo sol,
y lluvia, cuando la lluvia es necesaria,
y que sus casas tengan
al pie de una ventana abierta
una silla predilecta
donde se sienten leyendo mis versos.


Y al leerlos piensen
que soy cualquier cosa natural—
por ejemplo, el árbol antiguo
a la sombra del cual cuando niños,
se sentaban con un sofoco, cansados de jugar,
y limpiaban el sudor de la cabeza caliente
con la manga del mandil rayado.


II

Mi mirar es nítido como un girasol
tengo la costumbre de andar por los caminos
mirando a derecha y a izquierda,
y de vez en cuando para atrás…

Y lo que veo a cada momento
es aquello que nunca antes había visto,
y me doy cuenta muy bien…

Sé tener el pasmo esencial
que tiene un niño, si, al nacer,
repara de veras en su nacimiento…

Me siento nacido a cada momento
para la eterna novedad del mundo…

Creo en el mundo como en una margarita,
porque lo veo. Pero no pienso en él
porque pensar es no comprender…

El mundo no se hizo para que lo pensáramos
(pensar es estar enfermo de los ojos)
sino para mirarnos en él y estar de acuerdo…

No tengo filosofía: tengo sentidos…
si hablo de la Naturaleza no es porque sepa lo que ella es,
si no porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe porque ama, ni lo que es amar…


Amar es la inocencia eterna,
y la única inocencia es no pensar…


III


Al atardecer, recargado en la ventana,
y sabiendo de soslayo que hay campos enfrente,
leo hasta que me arden los ojos
el Libro de Cesario Verde.

Que pena tengo de él. Era un campesino
que andaba preso en libertad por la ciudad.
Pero el modo conque miraba las casas,
y el modo como observaba las calles,
y la manera como se interesaba por las cosas,
es la de quien mira los árboles
y de quien baja los ojos por la calle adonde va
y anda observando las flores que hay por los campos…


Por eso tenía aquella gran tristeza
que nunca dice bien que tenía
pero andaba en la ciudad como quien anda en el campo
y triste como disecar flores en los libros
y poner plantas en jarros…


IV


La tormenta cayó esta tarde
por las orillas del cielo
como un pedregal enorme…

Como si alguien desde una ventana alta
sacudiera un gran mantel,
y las migajas todas juntas
hicieran un barullo al caer,


La lluvia llovía del cielo
y ennegreció los caminos…
Cuando los relámpagos sacudían el aire
y abanicaban el espacio
como una gran cabeza que dice que no,
no sé por qué —no tenía miedo—
me puse a rezar a Santa Bárbara
como si fuera yo la vieja tía de alguien…


¡Ah! es que rezando a Santa Bárbara
yo me sentía aún más simple
de lo que creo ser…
me sentía familiar y casero
y habiendo pasado la vida
tranquilamente, como el muro del patio;
teniendo ideas y sentimientos por tenerlos
como una flor tiene perfume y color…
me sentía alguien que pudiera creer en Santa Bárbara…
¡ah, poder creer en Santa Bárbara!
(¿quién cree que existe Santa Bárbara,
pensara que ella es persona y visible
o qué pensará de ella?)



(¡Qué artificio! ¿Qué saben
las flores, los árboles, los rebaños,
de Santa Bárbara?… Una rama de árbol
si pensara, nunca podría
construir santos, ni ángeles…
podría pensar que el sol
es Dios, y que la tormenta
es una multitud
enfadada por encima de nosostros…


¡Ah, como los hombres más simples
son enfermos y confusos y estúpidos
cerca de la clara simplicidad
y la salud de existir
en los árboles y las plantas!)

Y yo, pensando en todo esto,
quedé otra vez menos feliz…
quedé sombrío y enfermo y taciturno
como un día en que todo el día amenaza la tormenta
y ni siquiera de noche llega…


V


Hay metafísica bastante en no pensar en nada.
¿Qué pienso yo del mundo?
¡Qué sé yo lo que pienso del mundo!
Si me enfermara pensaría en eso.
¿Qué idea tengo yo de las cosas?
¿Qué opinión tengo sobre las causas y los efectos?
¿Qué es lo que he meditado sobre Dios y el alma
Y sobre la creación del Mundo?
No sé. Para mí pensar en eso es cerrar los ojos
y no pensar.
Es correr las cortinas de mi ventana (pero no tiene cortinas).


¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo lo que es el misterio!
El único misterio es que haya alguien que piense en el misterio.

Quien está al sol y cierra los ojos,
comienza a no saber lo que es el sol
y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero si abre los ojos y ve el sol,
y ya no puede pensar en nada,
es porque la luz del sol vale más que los pensamientos
de todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
y por eso no se equivoca y es común y buena.

¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen aquellos árboles?
la de ser verdes y copudos y de tener ramas
y la de dar fruto en su hora, lo que no nos hace pensar,


A nosotros, que no sabemos entenderlos
¿Pero qué mejor metafísica que la de ellos
que es de no saber para qué viven
ni saber que no lo saben?


“Constitución íntima de las cosas”…
“Sentido íntimo del Universo”…

Todo esto es falso, todo esto no quiere decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en cosas de ésas.
Es como pensar en razones y fines
cuando el comienzo de la mañana está rayando
y por los lados de los árboles
un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad.


Pensar en el sentido íntimo de las cosas
es, acrecentado, como pensar en la salud
o llevar un vaso al agua de las fuentes.


El único sentido íntimo de las cosas
es que ellas no tienen sentido íntimo ninguno.


No creo en Dios porque nunca lo vi.
si Él quisiera que yo creyera en Él,
sin duda que vendría a hablar conmigo
y entraría adentro por mi puerta
diciéndome, ¡Aqui estoy!
(esto es tal vez ridículo a los oídos
de quien, por no saber lo que es mirar las cosas,
no comprende a quien habla de ellas
con el modo de hablar que reparar en ellas enseña)




Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y sol y el rayo de luna.
entonces creo en Él,
entonces creo en Él a toda hora,
y mi vida toda es una oración y una misa,
y una comunión con los ojos y por los oídos.


Pero si Dios es los árboles y las flores
y los montes y el rayo de luna y el sol,
¿para qué le llamo Dios?
Le llamo flores y árboles y montes y sol y rayo de luna;

Porque si Él se hizo, para que yo lo vea,
sol y rayo de luna y flores y árboles y montes,
si Él se me aparece como árboles y montes
y rayo de luna y sol y flores,
es que Él quiere que yo lo conozca
como árboles y montes y flores y rayo de luna y sol.


Y por eso yo lo obedezco
(¿qué más sé yo de Dios, que Dios de sí mismo?),
le obedezco viviendo, espontáneamente,
como quien abre los ojos y ve,
y le llamo rayo de luna y sol y flores y árboles y montes,
y lo amo sin pensar en Él
y lo pienso viendo y oyendo,
y ando con Él a toda hora.


viernes, 17 de junio de 2016

A los hombres futuros


1

Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa revela insensibilidad.
El que ríe es que no ha oído aún la noticia terrible, aún no le ha llegado.
¡Qué tiempos estos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
Ese hombre que va tranquilamente por la calle,
¿lo encontrarán sus amigos
cuando lo necesiten?

Es cierto que aún me gano la vida.
Pero, creedme, es pura casualidad. 
Nada de lo que hago me da derecho a hartarme.
Por casualidad me he librado. (Si mi suerte acabara, estaría perdido).
Me dicen: «¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!»
Pero ¿cómo puedo comer y beber
si al hambriento le quito lo que como
y mi vaso de agua le hace falta al sediento?
Y, sin embargo, como y bebo.

Me gustaría ser sabio también.
Los viejos libros explican la sabiduría:
apartarse de las luchas del mundo y transcurrir
sin inquietudes nuestro breve tiempo.
Librarse de la violencia,
dar bien por mal,
no satisfacer los deseos y hasta
olvidarlos: tal es la sabiduría.
Pero yo no puedo hacer nada de esto:
verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.

2

Llegué a las ciudades en tiempos del desorden,
cuando el hambre reinaba.
Me mezclé entre los hombres en tiempos de rebeldía
y me rebelé con ellos.
Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra.

Mi pan lo comí entre batalla y batalla.
Entre los asesinos dormí.
Hice el amor sin prestarle atención
y contemplé la naturaleza con impaciencia.
Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra.

En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos.
La palabra me traicionaba al verdugo.
Poco podía yo. Y los poderosos se sentían más tranquilos sin mí. 
Lo sabía.
Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra.

Escasas eran las fuerzas. 
La meta estaba muy lejos aún.
Ya se podía ver claramente, 
aunque para mí fuera casi inalcanzable.
Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra.

3

Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.

Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. 
Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.

Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre, 
pensad en nosotros con indulgencia.

Bertolt Brecht

lunes, 30 de mayo de 2016

Beth Hart - Caught Out In The Rain



I'm under your spell
Ain't nobody's business 
I'm already there 
And it ain't nobody's business 
Every time he walks out the door
I wonder if he's ever coming back 
But I can't help but love the taste of danger baby 
And the howl and the wind and the rough of his hands 

I got caught out in the rain 
If I die I don't care
I'm in love I'm in love, 
I'm in love with this man 

I got caught out, caught out, caught out 
In the rain 
I heard him crying in his sleep last night 
No man wants to be told that he's been crying 
When he wakes up 
I tell him it's gonna be alright 
But I know that he knows that I'm just lying 

I heard he shot a man down in the street 
And it tore his soul apart 
Last night when he was making love to me 
There was a another woman in his heart 

I got caught out in the rain 
If I die I don't care
I'm in love I'm in love, 
I'm in love with this man 
I got caught out, caught out, caught out 
In the rain, in the rain 
I got caught out in the rain 
If I die I don't care,
I don't care I'm in love,
I'm in love
I got caught out, caught out, caught out 
In the rain, in the rain 

In his name
In his pain 

Ain't nobody's business 
Ain't nobody, ain't nobody, ain't nobody's business 

I won't kiss and tell 
Like a spell

...

Sucio, mal vestido



En el camino de los perros mi alma encontró a mi corazón.
Destrozado, pero vivo, sucio, mal vestido y lleno de amor.
En el camino de los perros, allí donde no quiere ir nadie.
Un camino que sólo recorren los poetas
cuando ya no les queda nada por hacer.
¡Pero yo tenía tantas cosas que hacer todavía! 

Y sin embargo allí estaba: haciéndome matar por las hormigas rojas
y también por las hormigas negras, recorriendo las aldeas vacías: 
el espanto que se elevaba hasta tocar las estrellas. 

Un chileno educado en México lo puede soportar todo,
pensaba, pero no era verdad.
Por las noches mi corazón lloraba. 
El río del ser, decían unos labios afiebrados que luego descubrí eran los míos,
el río del ser, el río del ser, el éxtasis
que se pliega en la ribera de estas aldeas abandonadas. 

Sumulistas y teólogos, adivinadores y salteadores de caminos 
emergieron como realidades acuáticas en medio de una realidad metálica.
Sólo la fiebre y la poesía provocan visiones.
Sólo el amor y la memoria.
No estos caminos ni estas llanuras.
No estos laberintos.

Hasta que por fin mi alma encontró a mi corazón.
Estaba enfermo, es cierto, pero estaba vivo.

Roberto Bolaño

miércoles, 25 de mayo de 2016

Los Nadies / The nobodies



Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie,
los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos,
rejodidos:

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies,
que cuestan menos
que la bala que los mata.

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Fleas dream of buying a dog
and the nobodies dream of getting out from under their poverty,
that some magic day
suddenly good fortune will rain upon them
that it will downpour bucket-fulls of good luck.
But good luck doesn’t rain today
or tomorrow or ever,
not even a little drizzle falls from the sky.
No matter how much the nobodies cry for it
and even when their left hand itches
or they get up on the right foot,
or when they start the year getting a new broom.

The nobodies: the sons of no one,
the owners of nothing.
The nobodies: treated as no one,
running after the carrot, dying their lives, fucked,
double-fucked.

Who are not, even when they are.
Who don’t speak languages, but rather dialects.
Who don’t follow religions,
but rather superstitions.
Who don’t do art, but rather crafts.
Who don’t practice culture, but rather folklore.
Who are not human,
but rather human resources.
Who have no face but have arms,
who have no name, but rather a number.
Who don’t appear in the universal history books,
but rather in the police pages of the local press.
The nobodies,
the ones who are worth less
than the bullet that kills them.

E. Galeano

Con qué convives tú?

Durante nuestra vida convivimos, muchas veces con sensaciones, sin quererlas o desearlas, pero también con otras que no valoramos en la medida que se merecen.

Convivimos con: la angustia, el dolor, la duda, la soledad, la ansiedad, la mentira, el temor, el rechazo, el desprecio, la venganza (la propia y la ajena), con el silencio, con el mal, con el rencor, con la rutina, con los desencantos, con los prejuicios, con la falta de humildad, con la ausencia de valores y principios, con la crítica nuestra y la de ellos, con la ingratitud, con soberbia de los inútiles que no pueden amar, con la incomprensión, con la inseguridad, con la falta de ilusión, con el conformismo, con el odio, con el olvido, con la pérdida, con la falta de libertad, con el pasado sin resolver, con la indiferencia, con los malos pensamientos, sin el perdón, con la envidia del otro y la de uno, sin un rumbo a seguir, con la impaciencia, con el mal humor de uno y el de los demás, con la impotencia de no poder, con el aburrimiento, con la palabra demás...

Pero, siempre hay un pero, también convivimos, con el humor, con la alegría, con la risa de uno y la de los demás, con los colores que nos traen paz y armonía, con el sol que nos da energía, con la lluvia que no nos molesta, con las caminatas por la tarde, con las sorpresas agradables, con las primeras brisas de primavera y con cada una de las estaciones del año que nos enseñan entre otras cosas, no todo es frío o calor, con la posibilidad de conocer la felicidad, de dar amor y de ser correspondido, con la búsqueda de la verdad, con la imaginación, con el bien, con un futuro mejor construido por uno, con el cariño, con el amor, con los afectos, con los abrazos, con las caricias, con la amistad, con charlas placenteras con amigos, con el compañerismo, con la lealtad, con la Fe, con proyectos posibles e imposibles, con las distintas manifestaciones del arte, con la lectura, la música que nos transporta a lugares que uno solo conoce, con fragancias y perfumes que nos dan lugar al placer, con los recuerdos nostálgicos, y con el otro... 

Uno, siempre uno, será el que finalmente decida con qué quiere convivir..

Autor: Rafael Gabriel Osuna
(Buenos Aires - Argentina)



lunes, 2 de mayo de 2016

El Principito y su rosa



-“Te amo” - dijo el principito…
-“Yo también te quiero” - dijo la rosa.
-“No es lo mismo” - respondió él…

"Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las espectativas personales de afecto, de compañía…
Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.
Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo.
Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas.
Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.
Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.
Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar.
Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se dá en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza.
Y conocerse es justamente saber de vos, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.
Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoista, sino estar, en silenciosa compañía.
Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.
Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí.
Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.”


-“Ya entendí” - dijo la rosa.
-” No lo entiendas, vívelo” -dijo el principito.

(Antoine de Saint-Exupéry "El Principito")

martes, 12 de abril de 2016

Reflexiones de Vila



No minimices tu valor comparándote con otros.
Son esas diferencias lo que nos hace seres especiales.

No hagas tus metas según lo que otros consideren importante, solo tú sabes lo que es mejor para ti.
Nunca tomes en vano las cosas cercanas a tu corazón, aférrate a ellas como te aferras a la vida, pues sin ella la vida no tiene sentido.

No permitas que tu vida se resbale por los dedos viviendo en el pasado o viviendo en el futuro.
Vive tu vida un día a la vez y podrás disfrutar todos los días de tu vida.
No te rindas cuando aún no tienes algo que ofrecer.

Nada es realmente en vano hasta el momento en que tu decidas dejar de intentarlo.
Es un hilo muy frágil lo que nos une a otros.

No tengas miedo de encontrar riesgos, así aprendemos a vivir.
No le cierres la puerta al amor diciendo que es difícil de encontrar
La manera más rápida de encontrar amor es dando amor.
La manera más rápida de perder el amor es aferrándonos muy fuerte a él.

No rechaces tus sueños, sino ten esperanza.
Si no tienes esperanza no tienes un propósito.
No corras por la vida tan rápido que olvides, no solamente donde has estado sino a dónde vas.
La vida no es una carrera sino una jornada para saborear cada paso.

https://www.facebook.com/pepon.vila.7?fref=nf

El Saco Mascota



Desde que era muy niño, Mateo dedicó todas sus energías a encontrar el Saco Mascota, el más famoso objeto que había creado el mago Cachuflo. 
Nadie sabía qué tenía dentro para hacerlo tan especial, pero según decían, era capaz de hacer todo lo que su amo le ordenara.

Mateo, convertido en un poderoso caballero, fue implacable en su búsqueda, superando todo aquello que se interponía en su camino, y cuando sus esfuerzos tuvieron recompensa y encontró el saco viviendo escondido en una cueva, se sintió el hombre más feliz del mundo.

Pero resultó que el saco estaba lejos de ser una buena mascota: gruñía cada vez que le pedían hacer algo, incluso aunque el caballero le amenazaba con sus armas; si algo se le metía en la cabeza no había forma de sacárselo, y no dejaba de morder, por más golpes que le daba para que no lo hiciera.

Decepcionado tras meses de aguantar tan insufrible mascota, Mateo decidió venderla en el mercadillo, pero era tan molesta e insolente, que apenas nadie se acercaba a preguntar por su precio. 
Entonces se le acercó Diana, una anciana mujer ciega, conocida de todos en aquella ciudad por su amabilidad y optimismo. 
-Yo me quedaré con tu mascota, aunque no tengo mucho para pagarte.

Mateo se sintió aliviado al deshacerse del molesto saco, pero al momento vio cómo el saco hacía todo tipo de juegos y cariñosas piruetas con la anciana. Lleno de sorpresa, lo arrancó de sus manos, pero nuevamente el saco se tornó agresivo e insufrible.

Entonces, rojo de ira, y tras arrojarlo al suelo, tomó su espada y lo rajó de arriba a abajo. 
Y al hacerlo, quedó petrificado. 
Por el roto comenzaron a salir cientos de pequeños Mateos, todos furiosos y gritones, que lanzaron toda su furia contra el caballero. 
Y posiblemente hubieran acabado con él, si no fuera porque Diana se agachó a tomar el saco, y al hacerlo, todos los Mateos se transformaron en amables Dianas, volvieron al saco, cerraron la abertura, y comenzaron a jugar con su nueva dueña...

Así comprendió Mateo que nada había malo en aquel saco que no estuviera previamente en él mismo, y con el mismo empeño con que persiguió el saco, se propuso mejorarse a sí mismo.

Y lo consiguió de tal forma, que cuando la adorable Diana le dejó el saco poco antes de morir, realizaron juntos tantas proezas y tan maravillosas, que darían para escribir cien libros.
Fuente: https://www.facebook.com/pepon.vila.7?fref=nf 

lunes, 11 de abril de 2016

Esperar a la primavera




Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, asi que buscó un árbol muerto y lo cortó. 
Luego, en la primavera, vio desolado, que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. 
Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tocón"
Y volviéndose hacia mí me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá". 


Robert Schuller

lunes, 28 de marzo de 2016

Saudade/ Miguel Falabella



Agarrarse el dedo con una puerta duele.
Golpearse la cara contra el piso, duele.
Torcerse el tobillo, duele.
Una bofetada, un puntapié, duelen.
Duele golpearse la cabeza con el borde de la mesa,
duele morderse la lengua, una carie y piedras en los riñones también duelen.

Pero lo que más duele es la saudade.
Saudade de un hermano que vive lejos.
Saudade de una cascada de la infancia.
Saudade del gusto de una fruta que no se encuentra más.
Saudade del papá que murió, del amigo imaginario que nunca existió…

Saudade de una ciudad.
Saudade de nosotros mismos, cuando vemos que el tiempo no nos perdona. 
Duelen todas estas saudades.
Pero la saudade que más duele es la saudade de quien se ama.
Saudade de la piel, del olor, de los besos. 
Saudade de la presencia, y hasta de la ausencia consentida.
Tú podías quedarte en la sala, y ella en el cuarto, sin verse, pero sabiéndose ahí.
Tú podías ir para el dentista y ella para la facultad, pero se sabían allí.
Tú podías pasar el día sin verla, ella el día sin verte, pero sabían del día de mañana.
Pero cuando el amor de uno acaba, o se torna menor, al otro le sobra una saudade que nadie sabe como detener.

Saudade es básicamente no saber. No saber más si ella continúa sufriendo en ambientes fríos.
No saber si él continúa sin afeitarse por causa de aquella alergia.
No saber si ella todavía usa aquella mini.
No saber si él fue a la consulta con el médico como prometió.
No saber si ella se alimentó bien últimamente por causa de esa manía de estar siempre ocupada.
Si él estuvo yendo a las clases de inglés, si aprendió a entrar en la Internet y encontrar la página del Diario Oficial.
Si ella aprendió a estacionar entre dos coches.
Si él continúa prefiriendo la cerveza oscura. Si ella continúa prefiriendo jugo de naranja.
Si él continua sonriendo con aquellos ojitos apretados…
Si ella sigue bailando de aquella forma enloquecedora… Si él continua cantando tan bien.
Si ella continua disfrutando Mc Donald’s.
Si él continua amando. Si ella sigue llorando hasta en las comidas. 
Saudade realmente es no saber!

No saber que hacer con los días que son más largos, no saber como encontrar tareas que detengan el pensamiento,
no saber como frenar las lágrimas al escuchar esa música, no saber como vencer el dolor de un silencio…

Saudade es no querer saber si ella está con otro, y al mismo tiempo querer. 
Es no saber si él está feliz, y al mismo tiempo preguntar a todos los amigos por eso…

Es no querer saber si él está mas flaco, si ella está mas linda.
Saudade es nunca más saber de quien se ama, y mismo así doler.

Saudade es esto que sentí mientras estaba escribiendo y lo que tú, probablemente, estés sintiendo ahora después de leer…

“En alguna otra vida, debemos haber hecho algo muy grave para sentir tanta saudade…”

Los dados eternos/ César Vallejo

"Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.

Dios mío, y esta noche sorda, obscura,
ya no podrás jugar, 
porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura."

sábado, 19 de marzo de 2016

The Paris match - The Style Council Feat Tracey Thorn





Empty hours
Spent combing the street
In daytime showers
They've become my beat;
As I walk from cafe to bar
I wish I knew where you are;
Because you've clouded my mind
And now I'm all out of time
Empty skies say try to forget
Better advice is to have no regrets;
As I tread the boulevard floor
Will I see once more;
Because you've clouded my mind
'Till then I'm biding my time

I'm only sad in a natural way
And I enjoy sometimes feeling this way
The gift you gave is desire
The match that started my fire

Empty nights with nothing to do
I sit and think, every thought is for you;
I get so restless and bored
So I go out once more;
I hate to feel so confined
I feel like I'm wasting my time

Lyrics: Paul Weller 

domingo, 13 de marzo de 2016

El orgullo y la estupidez

En el amor hay pocas cosas peores que dejarle al orgullo la última palabra.

sábado, 27 de febrero de 2016

If leaving me is easy- Phil Collins



I read all the letters, I read each word that you've sent to me
And though it's past now, and the words start to fade
All the memories I have still remain

I've kept all the pictures, but I hide my feelings so no-one knows
Oh sure my friends all come round, but I'm in a crowd on my own
It's 'cos you're gone now, but your heart, still remains
And it'll be here if you come again

You see, I'd heard the rumours, I knew before you let me know
But I didn't believe it, not you,
No you would not let me go
Seems I was wrong, but I love, I love you the same
And that's the one thing that you can't take away but just remember...

If leaving me is easy,
Coming back is harder...

miércoles, 17 de febrero de 2016

Mientras tú existas



Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz—cualquiera...

Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
Ángel González 

Me doy cuenta de que me faltas

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil. 


Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí. 


No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando. 


Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta. 


Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo. 


Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco. 


Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.


Jaimes Sabines 

viernes, 29 de enero de 2016

Creo que..



Creo
que duele menos
estar solo
con tu recuerdo,
bajo este cielo
duro,
bajo este viento
espeso,
bajo miradas
agudas
que preguntan:
"¿Por qué sufren
tus manos
en las tardes'?
"¿Por qué no vienes,
sin la hoguera
de su pecho
lejano,
y te diviertes
con nosotras?"


Poder
asirse el alma
sería eso.
Y renunciar
para siempre
al sitio
donde me espera
el viento
acariciando tus cabellos.

Lo sabes.

Contigo
no me cabe el mundo
en las venas.
Pero sin ti
soy demasiado pequeño,
para esta calle
de labios grises.
Créeme, tu ausencia quema,
alma mía.
Y tu recuerdo duele.
Ahora soy, por ejemplo,
el esqueleto
de una casa incendiada,
que se duele
en el fondo de la ceniza.
Y grito: "Llevadme llamas
con vosotras, a cualquier parte.
No me dejéis ardido
de escombros.
Llevadme, en vuestros lomos,
porque me duele
el calvariento recuerdo
de los pájaros que cantaron
en mi techo, por las tardes."

Y solo pasa el humo,
frente a mis manos
que claman sin escuchas.

Así todos los días
amante mía.

Créeme, pero me duele
más tu recuerdo,
amor mío,
que mi vencida soledad.

Otto René Castillo

¿Qué importa el después?

Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento...
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.
Después...¿qué importa el después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado,
eterna y vieja juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz...

Polaco Goyeneche