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miércoles, 27 de noviembre de 2019

La muerte en vida

No hay que lamentarse por la muerte, como no hay que lamentarse por una flor que crece. Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte. No hacen honor a sus vidas, les mean encima. Las cagan. Estúpidos gilipollas.
Se concentran demasiado en follar, ir al cine, el dinero, la familia, follar. Sus mentes están llenas de algodón.
Se tragan a Dios sin pensar, se tragan la patria sin pensar.
Muy pronto se olvidan de cómo pensar, dejan que otros piensen por ellos. Sus cerebros están rellenos de algodón. Son feos, hablan feo, caminan feo. Ponles la gran música de los siglos y no la oyen.
La muerte de la mayoría de la gente es una farsa. No queda nada que pueda morir.

Charles Bukowski. “El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco”.

Comer mierda/ David Torres


Decía Gandhi que el progreso y la grandeza moral una civilización podían ser juzgados por el modo en que trata a sus animales. Me parece -como decía George Bernard Shaw sobre la noticia de su propia muerte- un lujo exagerado y prematuro. Creo que fijarse en los perros cojos, los gatos apedreados, los caballos famélicos y los galgos ahorcados después de las cacerías es apuntar demasiado alto. Hoy, casi un siglo después, nos conformaríamos con juzgar nuestra civilización por el modo en que trata a los seres humanos más débiles: a los parados, a los mendigos, a los desahuciados por los bancos, a los enfermos sin recursos y a los dependientes. Sobre todo, a los dependientes, esa palabra de la que dependen tantas cosas.

Hace unos meses, diversas asociaciones de Servicios Sociales alertaron de que en 2018 murieron 30.400 personas apuntadas en las listas de dependencia, más de ochenta muertos al día esperando una ayuda que tenían reconocida por ley. Hoy día, según ese mismo informe, son más de un cuarto de millón de españoles los que aguardan a recibir prestaciones o servicios a los que tienen derecho. El dinero público en España, ya se sabe, está para salvar cajas de ahorros, las mismas que hipotecan la vida de los moribundos y luego los echan a la puta calle; para rescatar autopistas arruinadas por millonarios y que luego puedan volver a comprarlas por diez céntimos; para pagar a los florentinos las prospecciones petrolíferas que les salen rana y los negocios inmobiliarios que les salen pez; para fabricar aeropuertos en Ciudad Real, Castellón y otros destinos turísticos con un tráfico aéreo de medio avión al mes; para comprarles flores y adornos a la familia real, no vayan a quedarse sin un ramo de rosas que poner en el jarrón, pobrecillos.

Uno de los mantras más repetidos de la ultraderecha es “los españoles primero”, aunque, claro está, no se refieren a los dependientes, a la anciana que agoniza sola en su cama, al inválido que malvive prisionero en un quinto sin ascensor y ni siquiera puede bajar las escaleras. Tampoco se refieren a los vagabundos que duermen en los cajeros automáticos como antes dormían en los atrios de las iglesias, tapándose con cartones y mantas raídas; ni a la gente que rebusca en la basura; ni a las familias a las que no les alcanza el sueldo para llegar a fin de mes. Ésos, los pobres, como si fueran extranjeros, inmigrantes sin papeles, refugiados de la mala suerte, españoles del otro bando, de los que siguen enterrados en las cunetas, pudriéndose en osarios sin nombre, esperando un ramo de rosas.

Antes de Cien años de soledad, García Márquez escribió El coronel no tiene quien le escriba, una novela en la que un militar jubilado y su esposa aguardan en vano, sin desesperación y sin esperanza, la pensión que el gobierno le tiene prometida desde hace años, alimentándose de sobras, raspando el óxido de la lata vacía para fingir que se toman un café por la mañana. Es, probablemente, el único libro en nuestro idioma que concluye con un taco malsonante, el mismo que los dependientes españoles escuchan día a día de las altas instancias mientras van falleciendo al ritmo de tres y pico por hora, el mismo que resume la conciencia social de nuestros sucesivos gobernantes. La mujer le pregunta al coronel qué van a comer ahora, dime tú qué comemos, y el coronel se siente “puro, explícito, invencible” en el momento de responder: “Mierda”.

martes, 26 de noviembre de 2019

La carga del hombre blanco. 500 años de tristeza


Vinieron por el litio y el gas en Bolivia.
Antes por el oro del Perú y la plata de Potosí.
Las bananas de centroamérica.
El caucho del amazonas, el petróleo de Venezuela
El azúcar y el tabaco de cuba.
El café de Colombia.
El cobre de Chile
Los peces de la plataforma.
Las ovejas de la patagonia trágica.
Los lagos y el paraíso del sur con un millón de hectáreas.

Vinieron por los aztecas, los mayas, los incas, los mapuches, los guaraníes, los quechua y aymaraes.

Por los negros de piel esclavizada, por los brazos de los blancos de un suburbio industrial de latinoamérica.

Quieren el agua de la Antártida y del acuifero guaraní.

Se llevaron la tierra, el agua, los lagos, los ríos, los mares, los arboles y TANTAS VIDAS.

Trajeron infiernos, explotación, llanto y hambre.

Explicadas por las posverdades de un mundo de pocos, los mefistofélicos, exultantes de odio y vanidad, de armas poder.

500 años de tristeza para un pueblo alegre, pleno de trabajo, deseo y esperanza. Perseguido, asesinado, humillado, desocupado, mal comido.

Temo por la condición humana. Por la identidad de nosotros. Por la persistencia del odio como sistema.

Están transformando a la tierra en un campo de exterminio violento y con armas , a veces, y sutil siempre sin pan para muchos.

Nicolás Guillén.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Espectadores estúpidos

JOHN DE MOL, creador de Gran Hermano, dedicaba unas palabras que me causan tanto espanto como asco, al ser preguntado por la razón del longevo éxito de su formato en países como España o Argentina. La respuesta fue esta, y lo peor es que tienen un alto componente de verdad:
"La inmensa mayor parte de la gente es estúpida y no sabe que lo es. Creo que todos somos conscientes de eso y siempre lo hemos pensando. En lo que no ponemos el foco es en dos hechos esenciales: uno, la persona estúpida no solo no sabe que lo es sino que tiende a creer que es más inteligente que el resto y, dos, y mucho más importante: el ser humano siempre tiende, por una mera cuestión adaptativa, cultural y educativa, a tratar de empatizar con aquel que considera inferior. Son estudios que manejamos desde que creamos el programa, no es mera elucubración.
¿A que nos lleva eso? A que si yo meto en una habitación a 9 personas inteligentes y a un estúpido con alta autoestima, siempre, absolutamente siempre, la conversación grupal tenderá a ponerse a la altura del estúpido. Ese es el factor alrededor del cual gira el programa Gran Hermano.
Ahora volvamos al principio: "la inmensa mayor parte de la gente es estúpida". Después pensemos en las sociedad en la que vivimos, donde la gente viene a la vida sin cástings de ningún tipo. La opinión general, la voz de la gente, tiende, irremediablemente a la estupidez si no se imparte una educación crítica desde edades tempranas.
Eso explica por qué , en nuestro programa, podemos captar a todo tipo de personas, de todos los estratos sociales, pero jamás, jamás, seleccionamos a personas con capacidad de crítica y autocrítica, porque sencillamente tienden a conciliar y a encontrar caminos que permiten evitar el conflicto bajo los parámetros del diálogo y eso no nos interesa bajo ningún concepto.
Yo tengo que admitir que Gran Hermano, al principio, nunca fue un "experimento social" porque no representaba a toda la sociedad. Pero ahora, justo cuando más denostado es el programa, debo decir que GH sí que representa a la sociedad. Nuestros cástings son cada vez más sencillos, cada vez es más fácil encontrar a gente, inteligente o no, con una nula capacidad de empatizar o de ser crítica. Y eso es tan alarmante como lógico, dada la deriva educacional del mundo occidental."
(para BBC Radio)

domingo, 17 de noviembre de 2019

Una oda a la risa

"En una época de mi vida, pasé una depresión terrible. No quería salir de casa, no quería hacer absolutamente nada. Tenía el alma en ruinas. Llevaba meses metido en mi habitación, sin coger llamadas, total y absolutamente bloqueado.

Comencé a ver Curb Your Enthusiasm como una especie de terapia. Me tragué las seis temporadas en un fin de semana. Y no me preguntéis cómo, a partir de aquello comencé a construir un pequeño punto de inflexión que me catapultó de nuevo a una vida normal.

La risa es la razón esencial por la que estamos aquí. Olvidaros de la paz y una vida confortable. Sin risa no hay nada, absolutamente nada.

Así que cuando critiquéis a Larry por su forma cínica de ver la vida, por su causticidad y negrura, entended que Larry no ha venido al mundo a traer desgracia, que es lo que hacéis vosotros. Vosotros sois los cáusticos, los cínicos. Vosotros sois los que tenéis el alma oscura como el carbón.

Los cómicos somos esa orquesta que toca mientras el barco se hunde. Algunos gilipollas decidís coger vuestro bote y hundiros en la negrura de la noche. Otros preferimos reír y morir ahogados con una sonrisa en la boca."

Chris Rock

martes, 12 de noviembre de 2019

Ser de derechas



A mi no me extrañan los resultados del domingo, porque en definitiva es mucho más fácil ser de derechas que ser de izquierdas.
Para ser de derechas lo único que tienes que hacer es dejar que el miedo natural que sientes como mamífero dirija tu vida y tus decisiones.
Es facilísimo conectar con un discurso del miedo, porque miedo a lo desconocido tenemos todos.
El miedo es la más básica de las emociones, lo tienen la rata, el caimán y tu perrete Alfredo. Lo difícil es trascender el miedo y elegir la empatía con el otro.
Lo fácil es agarrarte a tus privilegios y no hacer el esfuerzo de empatizar por el que está peor que tú.
Lo que nos hace humanos es precisamente la posibilidad de ir más allá del miedo.
Lo difícil es cuestionar tus privilegios y dejarle un hueco al que está jodido.
Así que ser de derechas es facilísimo: se trata de que prime el miedo y el egoísmo en tu vida Y A FUNCIONAR.
Esta gentuza innombrable con 52 escaños apela al miedo y a los más bajos instintos para convencernos de que el hombre es un lobo para el hombre.
SER DE DERECHAS ES TAN FÁCIL.
Yo a veces también me comporto como una persona de derechas: Cuando voy en coche y tengo prisa, cuando estoy muy cansada (digamos en mis horas bajas) sale lo peor de mi.
Yo también soy clasista, machista, racista, aporofóbica y si me apuras un poquito homofóbica a ratos, pero no soy tan gilipollas como para vanagloriarme de ello.
No se trata de buenismo, se trata de hacer el esfuercito de pasar por el mundo sin ser un trozo de mierda.

Resultados electorales del 10N.
Virginia Rodrigo 

domingo, 3 de noviembre de 2019

sábado, 2 de noviembre de 2019

Distinto/ Juan Ramón Jiménez

“Lo querian matar los iguales
porque era distinto.
Si veis un pájaro distinto, tiradlo
si veis un monte distinto, caedlo
si veis un camino distinto, cortadlo
si veis una rosa distinta, deshojadla
si veis un rio distinto, cegadlo.
si veis a un hombre distinto, matadlo.

¿Y el sol y la luna dando en lo distinto?
Altura, olor, largor,
frescura, cantar,
vivir distinto de lo distinto
lo que seas, que eres distinto.
(monte, camino, rosa, rio, pájaro, hombre)

Si te descubren los iguales,
huye a mi,
ven a mi ser, 
mi frente,
mi corazón distinto.”

https://youtu.be/thoQNZ4cLwI