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sábado, 16 de mayo de 2009

A mi padre

Perdóname si yo perdono,
recuérdame como yo a tí nada más ver la luz
y olvidemos el resto de la oscuridad.
Eres savia de mi árbol,
parte de mi todo
no sólo en el espejo te descubro
sino en los surcos de mi alma.
Y el tiempo barre silencios,
y el viento trae otras artes,
muchos soles en mi rostro
no sólo maduran frutos.
De un salto,
como una niña
me acurrucaría en tus fuertes brazos,
para volver a dormir bajo tus axilas,
y contarte tantas cosas que descubriría al decirte.
Descansa papá,
cierra los ojos,
sueña cosas bonitas.
Duerme,
duerme en un lugar cálido,
iluminado y celeste.
Prometo despertarte
con un beso sin culpas.

Maya/1995

Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado

Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante.
En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"...
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo.
Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto.
Sólo quiero una semana para entender las cosas.
Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Jaime Sabines.


Abrir bien los ojos

Despertarse es la única experiencia que vale la pena.
Abrir bien los ojos para ver que la infelicidad no viene de la realidad, sino de los deseos y de las ideas equivocadas.
Para ser feliz no tienes que hacer nada, ni conseguir nada, sino deshacerte de falsas ideas, ilusiones y fantasías que no te dejan ver la realidad.
Eso sólo se consigue manteniéndote despierto y llamando a las cosas por su nombre.
Si no quieres despertar seguirás programado,
y la gente dormida y programada es la más facil de controlar por la sociedad" (A. de Mello)

Nadie, salvo la vida

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el "por qué" de los niños tiene un por qué.
Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad.
Que para saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber como pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder también puede ser avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece cerca del sol.

Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida.

(Mario Benedetti)

Cuento breve

Un hombre sueña que ama a una mujer.
La mujer huye.
El hombre envía en su persecución los perros de su deseo.
La mujer cruza un puente sobre un río, atraviesa un muro, se eleva sobre una montaña.
Los perros atraviesan el río a nado, saltan el muro y al pie de la montaña se detienen jadeando.
El hombre sabe que en su sueño jamás podrá alcanzarla.
Cuando despierta, la mujer está a su lado y el hombre descubre, decepcionado, que ya es suya.

Ana María Shua

miércoles, 13 de mayo de 2009

Tread softly

HAD I the heavens' embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half-light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet,
Tread softly because you tread on my dreams.


William Butler Yeats





(TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL)
Si tuviera las telas bordadas del cielo,
tejidas con luz dorada y plateada,
las telas azules, opacas y oscuras
de la noche, la luz y la penumbra,
extendería estas telas bajo tus pies:
pero yo, al ser pobre, sólo tengo mis sueños.
He extendido mis sueños bajo tus pies.
Pisa suavemente, ya que caminas sobre mis sueños.

viernes, 8 de mayo de 2009

Vamos a delirar por un ratito..

Aunque no podemos adivinar el tiempo que será,
sí que tenemos,
al menos,
el derecho de imaginar
el que queremos que sea.
Naciones Unidas han proclamado
extensas listas de derechos humanos;
pero la inmensa mayoría de la humanidad
no tiene más que el derecho de ver, oír y callar.

¿Qué tal si empezamos a ejercer
el jamás proclamado derecho de soñar?
¿Qué tal si deliramos, por un ratito?
Al fin del milenio vamos a clavar los ojos
más allá de la infamia,
para adivinar otro mundo posible:

el aire estará limpio de todo veneno
que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
la gente no será manejada por el automóvil,
ni será programada por la computadora,
ni será comprada por el supermercado,
ni será mirada por el televisor;

el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia;
la gente trabajará para vivir,
en lugar de vivir para trabajar;

se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez,
que cometen quienes viven por tener o por ganar,
en vez de vivir
por vivir nomás,
como canta el pájaro sin saber que canta
y como juega el niño sin saber que juega;

en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar,
sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo,
ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
los cocineros no creerán que a las langostas
les encanta que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países
les encanta ser invadidos;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres,
sino contra la pobreza,
y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;

la comida no será una mercancía,
ni la comunicación un negocio,
porque la comida y la comunicación son derechos humanos;

nadie morirá de hambre,
porque nadie morirá de indigestión;
los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura,
porque no habrá niños de la calle;
los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero,
porque no habrá niños ricos;

la educación no será el privilegio
de quienes puedan pagarla;
y la policía no será la maldición
de quienes no puedan comprarla;

la justicia y la libertad,
hermanas siamesas,
condenadas a vivir separadas,
volverán a juntarse,
bien pegaditas,
espalda contra espalda;

en Argentina,
las locas de Plaza de Mayo
serán un ejemplo de salud mental,
porque ellas se negaron a olvidar
en los tiempos de la amnesia obligatoria;
la perfección..
la perfección seguirá siendo
el aburrido privilegio de los dioses;

pero en este mundo,
en este mundo chambón y jodido,
cada noche será vivida como si fuera la última
y cada día, como si fuera el primero.

E.Galeano

sábado, 2 de mayo de 2009

Las hormigas


Tracey era niña en un pueblo de Connecticut, y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquier otro lugar de este planeta.


Un día, junto a sus compañeritos de la escuela,Tracey se puso a echar fósforos encendidos en un hormiguero. Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil; pero a Tracey la impresionó algo que los demás no vieron o hicieron como que no veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre, una señal en la memoria: ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas, y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte.


Eduardo Galeano


Relato extraído del libro Mujeres


http://www.lacoctelera.com/myfiles/annastassis/06-Las-Hormigas.mp3