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jueves, 21 de mayo de 2015

Todo cambia, nada permanece

"Algunas veces es justamente el esfuerzo lo que necesitamos en nuestra vida. Y en la vida de pareja, si deseamos que dure, tendremos que aprender a aceptar momentos de sufrimiento y de esfuerzo. En realidad, si la naturaleza nos permitiese vivir sin obstáculos, se reduciría en gran medida la capacidad de desarrollar nuestro potencial. Sin obstáculos, sin la “dosis necesaria de sufrimiento”, nunca llegaríamos a desarrollar nuestra verdadera plenitud, nunca alimentaríamos los vasos sanguíneos que van a permitirnos desplegar nuestras auténticas alas de ser humano adulto y maduro.

Las parejas que duran pasan necesariamente por crisis, las afrontan y aprenden de ellas. Cuando una pareja decide huir de la crisis rompiendo la relación, tarde o temprano – probablemente en la siguiente relación de pareja - van a tener que afrontar el mismo reto y se encontrarán en el mismo punto en el que se emprendió la huida"

"Una de las cuatro nobles verdades del budismo es la “impermanencia”. El cambio es inevitable, permanente y cíclico. Sirve de poco rebelarse ante ello, aferrarse, apegarse ... la pura y dura realidad es que todo es efímero; hasta la vida misma. Lo que es, es ... pero si simplemente me calmo y espero lo suficiente, seguramente pasará, dejará de ser y se transformara en algo diferente. Oí decir una vez a un político una frase que me quedó grabada: “el cementerio está lleno de imprescindibles”. La conciencia “aquí y ahora” de la impermanencia, la aceptación del cambio como formando parte de la propia naturaleza, es útil y abre posibilidades tanto a la salud mental individual como a la salud relacional de la pareja. Y no es necesario culpar a nuestra pareja de los cambios (“antes decias, antes hacías, antes ...”), es suficiente un ejercicio de “darse cuenta” para ver como uno mismo va cambiando. La psiquiatría y la psicología occidental se ha empeñado en transmitirnos que el estado “normal” de la persona es “el equilibrio”, el “bienestar” y todo lo que sale de ahí es patológico, tiene un nombre (un diagnóstico) y hay que tratarlo con fármacos o con terapias."

"Siempre hay valles junto a las cumbres, no puedes estar para siempre en la cumbre… Siempre sucede así; es natural, no es un círculo vicioso … Siempre que estés contento, muy feliz, estarás en una cima; de repente, aparecerá el valle, la tristeza.
Lo opuesto siempre está a la vuelta de la esquina … porque lo opuesto no es lo opuesto, es lo complementario.

¿De modo que qué hacer?... no perturbes el círculo. Lo único que tienes que hacer es no identificarte con esa sensación cuando te sientas en lo alto, o en lo bajo ... Recuerda siempre que sólo es un estado de ánimo, no tú, una atmósfera que te rodea, pero no tú. Cuando está lloviendo no crees ser la lluvia. Cuando la lluvia se detiene y sale el sol calentándolo todo no crees ser el sol ni su calidez … es algo que sucede a tu alrededor. En tu interior es lo mismo, ¡recuérdalo! La felicidad o la tristeza simplemente es como la lluvia o el sol; es un clima, un estado de ánimo que te envuelve, un ambiente ... pero no eres tú. Tú eres el observador, eres el testigo y si eres el observador siempre recordarás - antes o después - que lo opuesto aparecerá. Lo estarás esperando”

Visto en facebook. 

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