Una vez, un gran amor partió mi vida en dos.
La primera parte continúa hormigueando
por ahí, como una serpiente cercenada.
Los años que han pasado me calmaron,
trayendo cura a mi corazón
y a mis ojos, paz.
Ahora soy como quien se detiene
en el desierto de Judea,
frente a un cartel que dice
"altura a nivel del mar",
y no verá el mar, pero comprende.
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