Habían apagado la luz hacía aun par de minutos.
En la oscuridad de la habitación, apenas quebrada por los resplandores que provenían de la calle y se filtraban por la persiana,
el silencio ni siquiera se rompía por su respiraciones acompasadas, a las puertas de un sueño que se aproximaba.
Los dos estaban boca arriba.
Se rozaban.
Entonces ella formuló la pregunta.
- aún me quieres?- qué?
- que si aún me quieres?
Sobrevino una breve pausa.
- qué clase de pregunta es esa?
- una pregunta.
- ya, pero...
- es por la hora o por la pregunta?
- por las dos cosas.
Hizo un movimiento que ella interpretó perfectamente.
- no enciendas la luz.
Diálogo de Jordi Sierra i Fabra.
Gracias, Rafa.
5 comentarios:
Me vienen a la cabeza varias personas a las que se lo podría preguntar.
Esa es la pregunta que si hay que hacerla; uno ya sabe la respuesta...¿No?
Quizás se necesite el eco de la respuesta en el oído, para reaccionar...
De nada.
Un beso
a veces se pregunta sabiendo de antemano la respuesta.. pero quizá necesitas el silencio de la noche para saber qué puedes esperar o no del otro.
También hay quien tiene miedo a querer...
Ostia tu.
No me digas que te has enamorao?
Si es así espero que los hados te iluminen y que todo sean fuegos artificiales, hermosas noches y mañanas luminosas. Ah... y tardes de siestas lujuriosas.
Un besote Maya.
Alfredo.
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