Cartas de amor | de Antoine De Saint-Exupéry a Consuelo Suncín De Saint-Exupéry
"No se dan las gracias a un jardín.
Yo siempre he dividido a la humanidad en dos partes.
Hay seres-jardín y seres-patio. Estos pasean su patio consigo, lo sofocan a uno entre sus cuatro muros, y uno se ve obligado a hablar con ellos para hacer ruido.
Yo siempre he dividido a la humanidad en dos partes.
Hay seres-jardín y seres-patio. Estos pasean su patio consigo, lo sofocan a uno entre sus cuatro muros, y uno se ve obligado a hablar con ellos para hacer ruido.
Es penoso, el silencio, en un patio.
Pero por los jardines uno se pasea. Uno puede callarse y respirar. Se está a gusto.
Y las sorpresas agradables aparecen solas. No hay nada que buscar.
Una mariposa, un escarabajo, una luciérnaga se nos muestran.
No sabemos nada sobre la civilización de la luciérnaga. Uno sueña.
El escarabajo parece saber a dónde va. Tiene mucha prisa.
Es asombroso, y seguimos soñando.
Luego la mariposa. Cuando se posa sobre una flor espléndida, uno se dice: para ella es como si se posara en una terraza de Babilonia, un jardín colgante que se balancea…
Luego uno se calla al ver tres o cuatro estrellas.
Pero no le doy las gracias por todo esto.
Usted es como es.
Simplemente tengo ganas de pasearme todavía en su jardín..."
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