Volverse océano
Dicen que antes de entrar en el mar, el río tiembla de miedo: mira para atrás, para ver su recorrido, para ver las cumbres y las montañas, para ver el largo y sinuoso camino que abrió entre selvas y poblados; y ve frente a sí un océano tan extenso que entrar en él solo puede significar desaparecer para siempre.
Pero no hay otra manera: el río no puede volver, nadie puede volver, volver atrás es imposible en la existencia.
El río precisa arriesgarse y entrar en el océano.
Al entrar, el miedo desaparecerá, porque en ese momento sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino de volverse océano.
K. Gibran
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