Cuando dos personas que se desean están juntas y, por alguna razón, deciden aplazar el momento de devorarse les resulta casi imposible encontrar un tema de conversación.
Cada palabra parece cargada de polen, todo suena como el aullido de lobos hambrientos.
Casi siempre se acaba en la cama antes de lo previsto porque la búsqueda de verbos resulta insoportable.
Roberto H.Rodriguez
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