Hoy quemé tu carta.
La única carta que me escribiste.
Y yo te he estado escribiendo, sin que tu lo sepas, dia a dia.
A veces con amor, a veces con desolación, otras con rencor.
Tu carta la conozco de memoria: catorce líneas, ochenta y ocho palabras,
diecinueve comas, once puntos seguidos, diecisiete acentos ortográficos
y ni una sola verdad.
"El principio del placer"
Jose Emilio Pacheco
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