Llámame para decirme que has perdido la llave
para preguntarme si recuerdo donde está aquel estúpido recibo.
Llámame una madrugada para que busque una farmacia de guardia,
quizás un domingo cuando todos creen descansar.
Llámame para partirme la monótona tarde en un antes y un después.
Llámame cabrón por no querer que te hundas conmigo.
Llámame para volver a ver tu número en la pantalla como un rayo de sol.
Llámame para que te acompañe donde no encuentres a nadie que lo haga.
Llámame cuando se hayan acabado las risas, y las sustancias y los cuerpos den un incómodo calor.
Llámame con la excusa opuesta al deseo
Llámame sin que se note la necesidad.
Llámame diciendo que era una confusión
Llámame para que te recoja donde perdiste el último zapato de cristal.
Llámame con la furia de un llanto sin madre
Llámame con el saldo de los buenos momentos
Llámame amor aunque pronuncies otro nombre
aunque no cuentes nada nuevo
aunque conteste otra decepción.
Juan Leyva
1 comentario:
Llámame para que recoja tus zapatos de cristal.
Que triste lo que dice Leyva, y que bonito.
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