"Déjenme decirles,
a riesgo de parecer ridículo,
que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor.
Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad.
Quizá sea uno de los grandes dramas del dirigente;
éste debe unir a un espíritu apasionado,
una mente fría
y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo.
Nuestros revolucionarios de vanguardia
tienen que idealizar ese amor a los pueblos."
Ché Guevara.
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