El que busca la felicidad intentando cumplir sus sueños casi siempre fracasa.
Los sueños más materiales dejan de serlo pronto y no satisfacen, justamente por ser materiales; y los más sublimes no se cumplen o funcionan mal luego de un corto período de ilusión.
Muchos jamás tendremos oportunidad de plantearnos estas disquisiciones. Tenemos que seguir adelante con sueños imposibles como inspiración, pero no como fuente de felicidad.
Buda descubrió que la fuente del dolor es el deseo;
El deseo de alcanzar un objetivo como requisito sine qua non para ser felices (o para suprimir el dolor) es un contrasentido.
Marco Aurelio escribió: "Por más larga que sea la vida de uno, al morir, todos perdemos lo mismo: el presente, pues el pasado ya lo hemos perdido antes, el futuro no lo poseemos aún y no podemos perder lo que no tenemos..
Hay que realizar cada acto como si estuviéramos a punto de salir de esta vida, como si fuera nuestro último día" .
Está claro que no podemos librarnos de las ataduras del tiempo, pero podemos convertirlo en nuestro aliado y vivir cada momento con más calidad y plena conciencia.
En medio de esta devastación que es el mundo, en medio de la desesperación, de la indiferencia, de la muerte, tenemos que encontrar felicidad y sentido, que serán momentáneos, efímeros, preciosos como pequeñas gemas únicas entre el barro.
Dicen que el que busca encuentra, pero ¿encuentra algo más de lo que buscaba? La verdadera felicidad es casual, un pez que cae en nuestra mano al sumergirla dentro de un arroyo. ¿Cuánto más valor tiene un hecho feliz cuando ocurre por casualidad?
No está mal mendigarle al universo un toque de sorpresa, de emoción, de amor, pero el mendigo debe conservar su dignidad y tener siempre presente que el mundo no le debe nada.
Es sabido que podemos trabajar hasta la extenuación, soportar agravios sin rechistar, sofocar odios y amores, ir en contra de nuestro genio mil veces, y aun así no ganar felicidad, ni siquiera un sustituto de ella.
Cuántas veces hemos reflexionado y nos han dicho que después de todo lo sufrido y trabajado, todo vale más por lo que costó obtenerlo.. como si a alguien le pagásemos ese costo. ¡Como si el momento pasado existiera todavía!
Reflexionemos mejor y veremos que la mejor felicidad es la que brota de nuestro propio ser, ahora, y no la que se arranca de otro suelo o se conquista con sufrimiento.
El estoicismo es contemplar el mundo y extender la mano sin propósito, sin sentido, sin intención de retenerlo. Es obtener las cosas por milagro, por buena suerte o buen duende.
Es ver que aunque el tiempo corre hacia la aniquilación; las cosas se deshacen y las personas mueren, la felicidad no es más que la tranquilidad del alma. No la pasividad insensible sino la actitud imperturbable.
Estoicismo es ver la cara del mundo y levemente sonreírle, bajar los ojos y disfrutar lo que es sin lamentarse por lo que podría ser...
Sólo hay un camino: El poder de la razón. El hombre alcanza la sabiduría cuando vive de acuerdo con la naturaleza ...."Vivere secundum naturam". Por ejemplo: Si en una tarde lluviosa debemos salir a la calle obligatoriamente, es una estupidez que nos enfademos con la lluvia. Lo lógico es que obedezcamos a la razón y cojamos un paraguas para no mojarnos. No podemos evitar la lluvia pero elegimos el modo de hacerle frente...A la lluvia o a cualquier circunstancia en la vida.
Séneca dijo "Es una vida feliz la que está de acuerdo con la propia naturaleza; esta vida no puede existir más que si, en primer lugar, la mente es cuerda y no pierde jamás la cordura; después, si es decidida y apasionada además de sublime en su sufrimiento, si se adapta a las circunstancias, no está angustiosamente preocupada por su cuerpo y lo relacionado con él; y está pendiente de otras cosas de la vida, sin sentir admiración por ninguna en especial, dispuesta a utilizar los bienes de la fortuna pero no a esclavizarse a ellos".
La felicidad es como afirmaba John Locke, una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias. Jardiel Porcela también dejó escrito que hay dos sistemas de conseguir la felicidad: uno, hacerse el idiota; otro serlo.
Cualquiera que no sea idiota sabe perfectamente que en este mundo hay demasiadas cosas que hacer y por aprender como para perder el tiempo preguntándonos si somos o no felices.
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Aprendamos de todo y de todos cada día, vivamos acordes con la naturaleza, seamos decididos, apasionados, adaptémonos a las circunstancias, disfrutemos del dinero sin atarnos y sonriamos:
Eso es “Tranquilidad en el alma”.
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