ese puro destello que me deslumbraba.
Aunque ya nada pueda devolverme
las horas de esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos,
pues siempre, la belleza subsiste en el recuerdo..
Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en el recuerdo,
en aquella primera simpatía
que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre,
en los sosegados pensamientos que brotaron
del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la muerte,
y en los años, que traen consigo las ideas filosóficas.
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Gracias al corazón humano, por el cual vivimos,
gracias a su ternuras, a sus alegrías, y a sus temores
la flor más humilde, al florecer, puede inspirarme
ideas que, a menudo, se muestran demasiado profundas para las lágrimas..
Sobre estos versos de la Oda "Intimations of inmortality" de William Wordsworth, Elia Kazan construye una gran obra maestra: Esplendor en la hierba.