Nunca supe si era una canción o un poema, pero a mi madre le encantaba recitarlo con detenimiento, poniendo énfasis y una expresiva fuerza sonora en cada frase. Hoy de repente me vino a la memoria y buscando en google descubrí que era un poema de Rafael De León y también parte de una canción de Leonardo Favio.
Me lo contaron ayer las lenguas de doble filo,
que te casaste hace un mes
y me quedé tan tranquilo...
Otro cualquiera en mi caso, se hubiera echao a llorá,
yo, cruzándome de brazos
dije que me daba igual.
Nada de pegarme un tiro
ni enredarme en maldiciones
ni apedrear con suspiros
los vidrios de tus balcones.
¿Que te has casao? -¡Buena suerte!
Vive cien años contenta
y a la hora de la muerte,
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los altares mi nombre se te borró,
por la gloria de mi mare que no te guardo rencor.
Porque sin sé tu marío, ni tu novio, ni tu amante,
yo fui quien más te ha querío,
con eso tengo bastante.
Y haciendo un poco de historia, nos volveremos atrás,
para recordar la gloria de mis días de chaval.
-¿Qué tiene el niño, Malena?Anda como trastornao,
le encuentro cara de pena y el colorcillo quebrao.
Y ya no juega a la tropa, ni tira piedras al río,
ni se destroza la ropa subiéndose a coger níos.
¿No te parece a ti extraño?
No es una cosa muy rara
que un chaval de doce años lleve tan triste la cara?...
Mira que soy perro viejo y estás demasiao tranquila:
¿Quieres que te dé un consejo?Vigila, mujer, ¡vigila!
(Y fueron dos centinelas
los ojitos de mi mare)
-Cuando sale de la escuelase va pa los Olivares.
-Y ¿qué es lo que busca allí? -Una niña.
Tendrá el mismo tiempo que él.
José Miguel, no le riñas, que está empezando a querer.
Mi pare encendió un pitillo, se enteró bien de tu nombre,
y te compró unos zarcillos y a mí un pantalón de hombre.
Yo no te dije ¡te adoro!pero amarré en tu balcón
mi lazo de seda y oro de primera comunión.
Y tú, fina y orgullosa, me ofreciste en recompensa
dos cintas color de rosa
que engalanaban tus trenzas.
-Voy a misa con mis primos.-Bueno, te veré en la Ermita.
Y qué serios nos pusimos al darte el agua bendita.
Mas luego en el campanario, cuando rompimos a hablar:
-Dice mi tiíta Rosario que la cigüeña es sagrá,
y el colorín, y la fuente,y las flores,
y el rocío,y el romero de los montes
y el bronce de esta campana
y aquel torito valiente que está bebiendo en el río,
y aquella cinta lejana que la llaman horizonte.
¡Todo es sagrao: cielo y tierra, porque to lo hizo Dios.
¿Qué te gusta más? ¡Tu pelo! ¡Qué bonito le salió!
-Pues, ¿y tu boca, y tus brazos,
y tus manos redonditas,
y tus pies fingiendo el paso de las palomas zuritas?
Con la pureza de un copo de nieve te comparé;
te revestí de piropos de la cabeza a los pies.
A la vuelta te hice un ramo de pitiminí precioso.
Y luego nos retratamos en el agüita del pozo.
Y hablando de estas pamplinas que se inventan las criaturas,
llegamos hasta la esquina cogidos por la cintura.
Yo te pregunté: -¿En qué piensas?
Tú dijiste: -En darte un beso.
Y yo sentí una vergüenza que me caló hasta los huesos.
De noche, muertos de luna, nos vimos por la ventana.
-¡Chis!... Mi hermanito está en la cuna,
le estoy cantando la nana.
"Quítate de la esquina, chiquillo loco,
que mi mare no quiere ni yo tampoco."
Y mientras que tú cantabas yo, inocente me pensé
que nos casaba la luna como a marío y mujer.
¡Pamplinas! Figuraciones que se inventan los chavales,
después la vía se impone: tanto tienes, tanto vales.
Por eso, yo al enterarme que llevas un mes casá,
no dije que iba a matarme, sino que me daba igual.
Mas como es rico tu dueño,te vendo esta profecía:
Tú, cada noche, entre sueños soñarás que me querías,
y recordarás la tarde que mi boca te besó.
Y te llamarás ¡Cobarde! como te lo llamo yo,
y verás, sueña que sueña, que me morí siendo chico.
Y se llevó la cigüeña mi corazón en su pico.
Pensarás: no es cierto nada. Yo sé que lo estoy soñando.
Pero allá en la madrugada te despertarás llorando,
por el que no es tu marío,ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querío: con eso tengo bastante.
Por lo demás, tó se orvía.
Verás cómo Dios te envía un hijo como una estrella.
Avísame deseguida, me servirá de alegría cantarle la nana aquella:
"Quítate de la esquina, chiquillo loco, que mi mare no quiere ni yo tampoco.
"Pensarás: No es cierto nada. Yo sé que lo estoy soñando".
Pero allá en la madrugada te despertarás llorando
por el que no es tu marío, ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querío: con eso, tengo bastante.
4 comentarios:
"- En qué piensas?
-En darte un beso
Y tú sentiste una vergüenza que te caló los huesos." Me ha encantado.
Buen fin de semana, kz.
Me alegra que te haya gustado. Un beso, Jesús.
Un beso, Marisa.
Ah y buen finde, Sr. Ruiz
Publicar un comentario