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miércoles, 24 de junio de 2009

Nocturno

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo, y cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras, y en que las cañerías tienen gritos estrangulados, como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tienen algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes, como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme.

Oliverio Girondo.

Las virutas de la vida

De todos los tiempos, los viejos y los nuevos, quedan las virutas de la vida.
A pesar de las tropas invasoras, de las religiones que bendicen las guerras, de los profesionales de la tortura, de los imperios del asco, de los amos del petróleo, del fanatismo con los misiles.
A pesar de todo, van quedando las virutas de la vida.
A ella nos abrazamos y encomendamos, con ella nutrimos nuestra endeble conciencia y alimentamos sueños y ensoñaciones.
Todo es adrede, bien lo sabemos.
Desde el maleficio de las drogas hasta el desmantelamiento de la juventud.
Todo está destinado a que no creamos en nosotros mismos y menos aún en el prójimo indefenso.
Nos obligan a vender por peniques el patrimonio virgen, y en el mercado de cambio compran sentimientos con promesas.
Todo es adrede: los celos y el recelo, sospechas y codicias, odios en desmesura, el rencor y la pugna. La consigna es someternos, mentirnos el futuro, reconocernos nada.
Todo es adrede y por eso construyen ideologías/basura donde intentan moler las virutas de vida. De la vida.
La nuestra.
Ah, pero no podrán.
También nosotros creamos nuestro adrede.
Aposta lo que gastamos.
Y adrede ya sabemos cómo sobrevivir.
De Vivir adrede. 2008
Mario Benedetti

sábado, 20 de junio de 2009

Retazos filosóficos

La comadrona filosófica de Sócrates:

"Todos estamos preñados de ideas y necesitamos una comadrona para que nos ayude a darlas a luz". Nos ayuda además a diferenciar las ideas que nosotros hemos concebido de aquellas otras (pathologos) que disfrazadas de nuestras ideas, son unas impostoras muy peligrosas.

Pathologos: es la falsa creencia sobre uno mismo que infecta la capacidad de triunfar y convierte el propio fracaso en algo autosatisfactorio.

Oración de la Serenidad:

"Dios me otorga serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valentía para cambiar las cosas que sí puedo cambiar y sabiduría para ver la diferencia entre unas y otras.

AHIMSA.

La doctrina del NO DAÑO: Es una forma sencilla de medir el bien. ¿Perjudica o beneficia a los demás? Esa es la pregunta y no otra.

Dijo Aristóteles:

El fuego arde igual en Hélade que en Persia; pero las ideas de los hombres sobre el bien y el mal varían de un lugar a otro.

Dijo Voltaire:

El trabajo nos evita tres grandes males: El aburrimiento, el vicio y la pobreza.

La permanencia y la seguridad son ilusorias. Tales ilusiones atraen a mentes codiciosas; la atracción fomenta el deseo; los deseos dan pie a los apegos y los apegos al sufrimiento.

Tras largos periodos de no conocer otra cosa, los prisioneros terminan temiendo el mundo que hay más allá de sus celdas.

Galeano habla sobre Gaza

Eduardo Galeano se pregunta hasta cuándo Naciones Unidas respaldará el terrorismo de estado que practica Israel?
¿Hasta cuándo?
Un país bombardea dos países. La impunidad podría resultar asombrosa si no fuera costumbre. Algunas tímidas protestas dicen que hubo errores. ¿Hasta cuándo los horrores se seguirán llamando errores?
Esta carnicería de civiles se desató a partir del secuestro de un soldado. ¿Hasta cuándo el secuestro de un soldado israelí podrá justificar el secuestro de la soberanía Palestina? ¿Hasta cuándo el secuestro de dos soldados israelíes podrá justificar el secuestro del Líbano entero?
La cacería de judíos fue, durante siglos, el deporte preferido de los europeos. En Auschwitz desembocó un antiguo río de espantos, que había atravesado toda Europa. ¿Hasta cuándo seguirán los palestinos y otros árabes pagando crímenes que no cometieron?
Hezbollá no existía cuando Israel arrasó el Líbano en sus invasiones anteriores. ¿Hasta cuándo nos seguiremos creyendo el cuento del agresor agredido, que practica el terrorismo porque tiene derecho a defenderse del terrorismo?
Iraq, Afganistán, Palestina, Líbano… ¿Hasta cuándo se podrá seguir exterminando países impunemente?
Las torturas de Abu Ghraib, que han despertado cierto malestar universal, no tienen nada de nuevo para nosotros, los latinoamericanos. Nuestros militares aprendieron esas técnicas de interrogatorio en la Escuela de las Américas, que ahora perdió el nombre pero no las mañas. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que la tortura se siga legitimando, como hizo la Corte Suprema de Israel, en nombre de la legítima defensa de la patria?
Israel ha desoído cuarenta y seis recomendaciones de la Asamblea General y de otros organismos de las Naciones Unidas. ¿Hasta cuándo el gobierno israelí seguirá ejerciendo el privilegio de ser sordo?
Las Naciones Unidas recomiendan pero no deciden. Cuando deciden, la Casa Blanca impide que decidan, porque tiene derecho de veto. La Casa Blanca ha vetado, en el Consejo de Seguridad, cuarenta resoluciones que condenaban a Israel. ¿Hasta cuándo las Naciones Unidas seguirán actuando como si fueran otro nombre de los EE.UU.?
Desde que los palestinos fueron desalojados de sus casas y despojados de sus tierras, mucha sangre ha corrido. ¿Hasta cuándo seguirá corriendo la sangre para que la fuerza justifique lo que el derecho niega?
La historia se repite, día tras día, año tras año, y un israelí muere por cada diez árabes que mueren. ¿Hasta cuándo seguirá valiendo diez veces más la vida de cada israelí?
En proporción a la población, los cincuenta mil civiles, en su mayoría mujeres y niños, muertos en Iraq, equivalen a ochocientos mil estadounidenses. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando, como si fuera costumbre, la matanza de iraquíes, en una guerra ciega que ha olvidado sus pretextos? ¿Hasta cuándo seguirá siendo normal que los vivos y los muertos sean de primera, segunda, tercera o cuarta categoría?
Irán está desarrollando la energía nuclear. ¿Hasta cuándo seguiremos creyendo que eso basta para probar que un país es un peligro para la humanidad? A la llamada comunidad internacional no la angustia para nada el hecho de que Israel tenga doscientas cincuenta bombas atómicas, aunque es un país que vive al borde de un ataque de nervios. ¿Quién maneja el peligrosímetro universal? ¿Habrá sido Irán el país que arrojó las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki?
En la era de la globalización, el derecho de presión puede más que el derecho de expresión. Para justificar la ilegal ocupación de tierras palestinas, la guerra se llama paz. Los israelíes son patriotas y los palestinos son terroristas, y los terroristas siembran la alarma universal.¿Hasta cuándo los medios de comunicación seguirán siendo miedos de comunicación?
Esta matanza de ahora, que no es la primera ni será, me temo, la última, ¿ocurre en silencio? ¿Está mudo el mundo? ¿Hasta cuándo seguirán sonando en campana de palo las voces de la indignación?
Estos bombardeos matan niños: más de un tercio de las víctimas, no menos de la mitad. Quienes se atreven a denunciarlo son acusados de antisemitismo.
¿Hasta cuándo seguiremos siendo antisemitas los críticos de los crímenes del terrorismo de estado? ¿Hasta cuándo aceptaremos esa extorsión? ¿Son antisemitas los judíos horrorizados por lo que se hace en su nombre? ¿Son antisemitas los árabes, tan semitas como los judíos? ¿Acaso no hay voces árabes que defienden la patria palestina y repudian el manicomio fundamentalista?
Los terroristas se parecen entre sí: los terroristas de estado, respetables hombres de gobierno, y los terroristas privados, que son locos sueltos o locos organizados desde los tiempos de la guerra fría contra el totalitarismo comunista. Y todos actúan en nombre de Dios, así se llame Dios o Alá o Jehová. ¿Hasta cuándo seguiremos ignorando que todos los terrorismos desprecian la vida humana y que todos se alimentan mutuamente? ¿No es evidente que en esta guerra entre Israel y Hezbollá son civiles, libaneses, palestinos, israelíes, quienes ponen los muertos? ¿No es evidente que las guerras de Afganistán y de Iraq y las invasiones de Gaza y del Líbano son incubadoras del odio, que fabrican fanáticos en serie?
Somos la única especie animal especializada en el exterminio mutuo. Destinamos dos mil quinientos millones de dólares, cada día, a los gastos militares. La miseria y la guerra son hijas del mismo papá: como algunos dioses crueles, come a los vivos y a los muertos. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que este mundo enamorado de la muerte es nuestro único mundo posible?

miércoles, 3 de junio de 2009

Llorar de culpa

Lo encontré de madrugada, acurrucado en mi puerta, como si estuviera esperándome. Lo cogí con cuidado y lo metí en una cajita de zapatos a la que previamente le había hecho unos agujeros lo suficientemente grandes como para que no pudiera escaparse pero sí respirar y sentirse tranquilo. Durante dos días le di una papillita hecha de agua y pan, hecha de bizcocho y leche.
Engullía con ansía y como si fuera un bebé, le daba un poquito cada dos o tres horas. Pero alguien me dijo que fuera a una pajarería y le comprase un alimento especial para pichones. Aquel polvo lo mezclé con agua y le di durante un día. Un solo día. Y esta madrugada, le di su última papilla convertida en veneno. Parece que era tan espesa que no pudo tragarla y murió asfixiado y con los ojos abiertos.
Ya...ya sé que lo hice con la mejor de las intenciones, que nunca pretendí hacerle daño, que no supe hasta este momento que cuando algo no está suficientemente diluido, no son capaces de deglutirlo. Que la maldita hija de puta de la tienda no tenía ni zorra idea pero aún así, me quiso asesorar. Pero ahí está la culpa. La culpa que no deja de verter lágrimas.
Lo más doloroso es que ni tan siquiera podría contarlo porque muchos dirían que era sólo un pájaro. La culpa y la incomprensión de la gente que me siente como un bicho raro. El bicho raro que no come carne, que se ocupa de animales abandonados, que se preocupa exageradamente de cualquier animal, incluso de un insignificante pájaro. Sí, sólo era un pájaro. Un ser vivo que por mi ignorancia murió de noche mientras yo dormía plácidamente en el mismo cuarto.
Que no haya intencionalidad en su muerte no me resta ni un ápice de culpa. Que estuviese conmigo tan sólo tres días no hace que me sienta más o menos apenada. Que sea un pájaro y no un perro no hace que duela menos. Era un ser vivo. Indefenso, vulnerable, pequeño.. tan pequeño y perdido..

Yo soñaba que en unas semanas le soltaría con los suyos y volaría lejos. Incluso fantaseaba con que un día, andando por la calle me reconocería y volaría hasta posarse en mi hombro.. Pero no. Se murió en silencio, no pudo decirme qué le pasaba ni yo supe entender que le estaba matando cuando le acercaba con mi dedo su alimento. Demasiado espeso para su pequeña garganta.
Ya nunca volará.
Su desgracia fue caer del nido y quedarse varado en mi puerta.
La mía no saber nada.
Ya sólo me queda llorar de culpa.