Un hombre sueña que ama a una mujer.
La mujer huye.
El hombre envía en su persecución los perros de su deseo.
La mujer cruza un puente sobre un río, atraviesa un muro, se eleva sobre una montaña.
Los perros atraviesan el río a nado, saltan el muro y al pie de la montaña se detienen jadeando.
El hombre sabe que en su sueño jamás podrá alcanzarla.
Cuando despierta, la mujer está a su lado y el hombre descubre, decepcionado, que ya es suya.
Ana María Shua
1 comentario:
La posesión puede ser una perversión, pero como podríamos borrar ese instinto básico de nuestro ADN?
Bueno, como decía Silvio Rodríguez, yo te doy una canción. 567
https://youtu.be/MMa933fkBcE
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