Todos los negocios del mundo
se reducen a uno solo, Antonio,
robar a los pobres.
Por muchos nombres que le pongan,
por muy bonito que lo vistan,
este es el único negocio que hay en el mundo.
Yo pongo la tierra, las semillas, el agua, el trabajo,
y los beneficios se los llevan los intermediarios.
A mí me están pagando el kilo de tomates
a 20 céntimos,
pero si tú vas a comprarlos a la tienda
te lo cobran a dos euros.
¿Esto como es posible?,
pues porque en el mundo hay listos y tontos,
y a nosotros nos tocó estar entre los tontos.
Los tontos son los que trabajan desde niños,
los que tratan de vivir
haciendo el menor daño posible,
los que cumplen con las leyes, con el fisco;
los tontos son los que se resignan,
los que se conforman,
los que agachan la cabeza,
los que no quieren problemas;
los tontos son los que mueren por una patria
que te compra los tomates a veinte céntimos.
Cada cinco minutos nace un tonto.
Extremadura es uno de los sitios
donde más tontos nacen de toda España,
no lo digo yo, lo dicen las estadísticas.
Pero yo me pregunto,
y un tío que es multimillonario,
que tiene millones y millones,
¿para qué quiere más,
qué necesidad tiene de seguir robando?
¿Es que a la hora de acostarse,
se puede meter en más de una cama?
'Extremadura', Antonio Orihuela.
En 'Arder. Antología poética (1995-2012)', Ed. Lupercalia