El papagayo se cayó en la olla que humeaba.
Se asomó, se mareó y cayó.
Cayó por curioso, y se ahogó en la sopa caliente.
La niña, que era su amiga, lloró.
La naranja se desnudó de su cáscara
y se le ofreció de consuelo.
El fuego que ardía bajo la olla
se arrepintió y se apagó.
Del muro se desprendió una piedra.
El árbol, inclinado sobre el muro,
se estremeció de pena,
y todas sus hojas se fueron al suelo.
Como todos los días, llegó el viento
a peinar el árbol frondoso; y lo encontró pelado.
Cuando el viento supo lo que había ocurrido,
perdió una ráfaga.
La ráfaga abrió la ventana,
anduvo sin rumbo por el mundo
y se fue al cielo.
Cuando el cielo se enteró
de la mala noticia, se puso pálido.
Y viendo al cielo blanco,
el hombre se quedó
sin palabras.
El alfarero de Ceará quiso saber.
Por fin el hombre recuperó el habla,
y contó que el papagayo se había ahogado
y la niña había llorado
y la naranja se había desnudado
y el fuego se había apagado
y el muro había perdido una piedra
y el árbol había perdido las hojas
y el viento había perdido una ráfaga
y la ventana se había abierto
y el cielo se había quedado sin color
y el hombre sin palabras.
Entonces el alfarero reunió toda la tristeza.
Y con esos materiales, sus manos
pudieron renacer al muerto.
El papagayo que brotó de la pena
tuvo plumas rojas del fuego
y plumas azules del cielo
y plumas verdes de las hojas del árbol
y un pico duro de piedra y dorado de naranja
y tuvo palabras humanas para decir
y agua de lágrimas para beber y refrescarse
y tuvo una ventana abierta para escaparse
y voló en la ráfaga del viento.
Eduardo Galeano
Archivo del blog
martes, 29 de noviembre de 2011
jueves, 20 de octubre de 2011
Aleluya
Aleluya. El tiempo pasa y yo sigo viviendo, con los dolores y las ausencias de siempre pero sigo viviendo. Con la suerte y la muerte a la vista, con las golondrinas y los buitres, con el alma en pena y la cordura casi loca, con las cenizas del olvido y el pan duro de las promesas. Pero sigo viviendo.
Aleluya. En alguna rara ocasión mi soledad se llena de prójimas y mis brazos abrazan y abrasan. Mi memoria viaja de noche en noche; mis jardines, de amanecer en amanecer.
De todos los puentes cruzo el más frágil: el que une tu desolación con mi consuelo, y mi consuelo con tu desolación, Acaricio los pinos antes de que en el próximo vendaval besen el suelo.
Aleluya. Cuando encuentre la verdad aún estaré a tiempo para llevar mi infancia conmigo y clavarla luego como un afiche en la pared de la cocina. Nos vamos para volver; volvemos para irnos de nuevo. El tiempo es un viaje de escalas infinitas donde aprendemos y enseñamos algo.
Aleluya. Piso tantos umbrales que los pies desnudos me arden. Desde esos umbrales imagino el infierno, pero de pronto recuerdo (aleluya x 2) que soy ateo, tanto de Dios como del diablo.
Aleluya. En alguna rara ocasión mi soledad se llena de prójimas y mis brazos abrazan y abrasan. Mi memoria viaja de noche en noche; mis jardines, de amanecer en amanecer.
De todos los puentes cruzo el más frágil: el que une tu desolación con mi consuelo, y mi consuelo con tu desolación, Acaricio los pinos antes de que en el próximo vendaval besen el suelo.
Aleluya. Cuando encuentre la verdad aún estaré a tiempo para llevar mi infancia conmigo y clavarla luego como un afiche en la pared de la cocina. Nos vamos para volver; volvemos para irnos de nuevo. El tiempo es un viaje de escalas infinitas donde aprendemos y enseñamos algo.
Aleluya. Piso tantos umbrales que los pies desnudos me arden. Desde esos umbrales imagino el infierno, pero de pronto recuerdo (aleluya x 2) que soy ateo, tanto de Dios como del diablo.
Vivir aquí, en los arrabales del universo, no está tan mal. Dos por tres vienen pájaros curiosos, con su experiencia del espacio, y acaban colgándose en un crepúsculo de árboles. Crecimos en un exilio de la esperanza, sin advertir que era un exilio de la nada.
Aleluya. La nada también puede ser todo y los otros también pueden ser nosotros. Si la tristeza nos empapa con su lluvia, digamos aleluya aleluya, primero despacito y luego en alarido, para que al fin nos encierren, así sea medio por azar, en las mazmorras de la alegría.
Aleluya. La nada también puede ser todo y los otros también pueden ser nosotros. Si la tristeza nos empapa con su lluvia, digamos aleluya aleluya, primero despacito y luego en alarido, para que al fin nos encierren, así sea medio por azar, en las mazmorras de la alegría.
Vivir adrede. Mario Benedetti.
miércoles, 12 de octubre de 2011
Gente pequeña
Mucha gente pequeña,
en lugares pequeños
haciendo cosas pequeñas,
puede cambiar el mundo.
E. Galeano.
en lugares pequeños
haciendo cosas pequeñas,
puede cambiar el mundo.
E. Galeano.
martes, 11 de octubre de 2011
Democracia y utopía
La democracia, es el aquel sistema de gobierno,
en el cual la soberanía del poder reside y está sustentada en el pueblo.
en el cual la soberanía del poder reside y está sustentada en el pueblo.
Democracia.. palabra obligada en todo discurso político.
Una utopía.
Una herramienta de sometimiento para pueblos pasivos y desinformados.
Nos dicen que democracia es el poder de la elección (si, de la elección suya, la del político, cada 4 años) y que elegir es libertad. Pero elegir qué marca de TV comprar o qué refresco acompaña a tu hamburguesa, no es sinónimo de libertad.
"La elección es una ilusión que distingue a los que tienen poder, de los que no lo tienen." Matrix.
domingo, 9 de octubre de 2011
20-N
"Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
-no fue por estos campos el bíblico jardín-;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín".
A. Machado
-no fue por estos campos el bíblico jardín-;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín".
A. Machado
lunes, 19 de septiembre de 2011
Ahora es nuestro momento
Tu vida es tu vida
no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión
mantente alerta
hay salidas
hay una luz en algún lugar
puede que no sea mucha luz pero
vence a la oscuridad
mantente alerta
los dioses te ofrecerán oportunidades
conócelas
tómalas
no puedes vencer a la muerte pero
puedes vencer a la muerte en la vida,
a veces
y mientras más a menudo aprendas a hacerlo
más luz habrá.
Tu vida es tu vida
conócela mientras la tengas
tú eres maravilloso
los dioses esperan para deleitarse
en ti.
C. Bukowski
no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión
mantente alerta
hay salidas
hay una luz en algún lugar
puede que no sea mucha luz pero
vence a la oscuridad
mantente alerta
los dioses te ofrecerán oportunidades
conócelas
tómalas
no puedes vencer a la muerte pero
puedes vencer a la muerte en la vida,
a veces
y mientras más a menudo aprendas a hacerlo
más luz habrá.
Tu vida es tu vida
conócela mientras la tengas
tú eres maravilloso
los dioses esperan para deleitarse
en ti.
C. Bukowski
domingo, 18 de septiembre de 2011
Cómo me volví loco..
Me preguntáis como me volví loco. Así sucedió:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que me habían robado todas mis máscaras -si; las siete máscaras que yo mismo me había confeccionado, y que llevé en siete vidas distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de gente, gritando:
-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, varias personas, llenas de espanto, corrieron a refugiarse en sus casas. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su casa, señalándome gritó:
-Miren! ¡Es un loco!
Alcé la cabeza para ver quién gritaba, y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro, y mi alma se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!
Así fue que me convertí en un loco.
Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.
GIBRÁN, KHALIL
miércoles, 17 de agosto de 2011
Te quiero/ Luis Cernuda
Te quiero.
Te lo he dicho con el viento
...jugueteando con un animalillo en la arena
o iracundo como órgano tempestuoso;
te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;
te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;
te lo he dicho con las plantas,
leves caricias transparentes
que se cubren de rubor repentino;
te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta;
más allá de la vida
quiero decírtelo con la muerte,
más allá del amor
quiero decírtelo con el olvido.
sábado, 30 de julio de 2011
Walking around/ Pablo Neruda
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.
...El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
sábado, 9 de julio de 2011
Himno al desacato
Pienso violar todas las leyes,
los órdenes, los ritos, los sistemas.
Voy a treparme a un árbol
...y a patear cientos de piedras,
y caminando boca abajo
quizá le vea el trasero
a este mundo embalsamado
donde todo lo que brilla apesta...
Quiero robarme un manojo de estrellas,
pintar la luna de verde
y al sol ponerle una careta.
Así, cuando me tomen de la mano
y me lleven a una celda,
cantaré un himno al desacato,
me pondré las rejas en los ojos
y entonces quedarán encerrados los de afuera...
VIVIANE NATHAN
los órdenes, los ritos, los sistemas.
Voy a treparme a un árbol
...y a patear cientos de piedras,
y caminando boca abajo
quizá le vea el trasero
a este mundo embalsamado
donde todo lo que brilla apesta...
Quiero robarme un manojo de estrellas,
pintar la luna de verde
y al sol ponerle una careta.
Así, cuando me tomen de la mano
y me lleven a una celda,
cantaré un himno al desacato,
me pondré las rejas en los ojos
y entonces quedarán encerrados los de afuera...
VIVIANE NATHAN
miércoles, 29 de junio de 2011
Para lo que he vivido. Autobiografía/ Bertrand Russell
"Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia del amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.
He buscado el amor, primero, porque comporta el éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de ese gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad, esa terrible soledad en que la conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura mística, la visión anticipada del cielo que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que al fin he hallado.
Con igual pasión he buscado el conocimiento. He deseado entender el corazón de los hombres. He deseado saber por qué brillan las estrellas. Y he tratado de aprender el poder pitagórico en virtud del cual el número domina al flujo. Algo de esto he logrado, aunque no mucho. El amor y el conocimiento, en la medida en que ambos eran posibles, me transportaban hacia el cielo.
Pero siempre la piedad me hacía volver a la tierra.
Resuena en mi corazón el eco de gritos de dolor.
Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos desvalidos, carga odiosa para sus hijos, y todo un mundo de soledad, pobreza y dolor convierten en una burla lo que debería ser la existencia humana. Deseo ardientemente aliviar el mal, pero no puedo, y yo también sufro. Esto ha sido mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciese la oportunidad."
Pd. Gracias, Nico.
lunes, 27 de junio de 2011
I see a darkness/ Bonnie Prince Billy
Bueno, tu eres mi amigo
Y puedes ver
Muchas veces estuvimos bebiendo
Muchas veces compartimos nuestros pensamientos
Alguna vez, te diste cuenta la clase de pensamientos que tengo?
Bueno, tú sabes que tengo un amor, para cada uno de los que conozco
Y sabes que tengo un impulso, por la vida que no quiero dejar ir
Pero algunas veces esta oposición, se levanta en mi
Esta terrible imposición, se torna negro en mi mente
Y luego veo una oscuridad
Oh, no, veo una oscuridad
Sabes cuanto te quiero?
Porque estoy esperando que algún día, pronto
me salves de esta oscuridad
Bueno, espero que algún día pronto
encontremos paz en nuestras vidas
Juntos o separados
Solos o con nuestras esposas
Y podemos parar con nuestros insultos
Y dibujar la sonrisa por dentro
E iluminarla para siempre
Y nunca mandarla a dormir
Mi mejor invicto amigo
Eso no es todo lo que veo
Oh no, veo una oscuridad
Oh, no, veo una oscuridad
Sabes cuanto te quiero?
Porque estoy esperando algún día, pronto
me salves de esta oscuridad.
miércoles, 22 de junio de 2011
Palabras/ Eduardo Galeano
Hace unos 15 mil millones de años, según dicen los entendidos,
un huevo incandescente estalló en medio de la nada
y dió nacimiento a los cielos y a las estrellas y a los mundos.
Hace unos 4 mil ó 4 mil 500 millones de años,
años más años menos, la primera célula bebió el caldo del mar,
y le gustó, y se duplicó para tener a quien convidar el trago.
Hace unos dos millones de años, la mujer y el hombre,
casi monos, se irguieron sobre sus patas y alzaron los brazos
y se entraron, y por primera vez tuvieron la alegría
y el pánico de verse, cara a cara, mientras estaban en eso.
Hace unos 450 mil años, la mujer y el hombre
frotaron dos piedras y encendieron el primer fuego,
que los ayudo a defenderse del invierno.
Hace unos 300 mil años, la mujer y el hombre
se dijeron las primeras palabras y creyeron
que podían entenderse.
Y en eso estamos, todavía:
queriendo ser dos, muertos de miedo,
muertos de frío, buscando palabras…
un huevo incandescente estalló en medio de la nada
y dió nacimiento a los cielos y a las estrellas y a los mundos.
Hace unos 4 mil ó 4 mil 500 millones de años,
años más años menos, la primera célula bebió el caldo del mar,
y le gustó, y se duplicó para tener a quien convidar el trago.
Hace unos dos millones de años, la mujer y el hombre,
casi monos, se irguieron sobre sus patas y alzaron los brazos
y se entraron, y por primera vez tuvieron la alegría
y el pánico de verse, cara a cara, mientras estaban en eso.
Hace unos 450 mil años, la mujer y el hombre
frotaron dos piedras y encendieron el primer fuego,
que los ayudo a defenderse del invierno.
Hace unos 300 mil años, la mujer y el hombre
se dijeron las primeras palabras y creyeron
que podían entenderse.
Y en eso estamos, todavía:
queriendo ser dos, muertos de miedo,
muertos de frío, buscando palabras…
domingo, 19 de junio de 2011
El último aleteo
Las perdices nunca habían sentido esa necesidad de competir, y menos con ellas mismas.
Cuando la bala de plomo hirviendo le entró a través de su suave plumón y acabó clavándose en el hígado, la perdiz se hizo olímpica. Quisó volar más alto, más fuerte, más rápido. Y es que sólo el terror y la muerte contagian los delirios del hombre.
Una rabia incadescente invadió sus aletazos hacía un punto sin el más mínimo sentido. Había ya escuchado el ruido del disparo, siempre más lento que su efecto, pero ya no cabía salvación alguna. La traición se había consumado.
A nadie nos dan lecciones de muerte digna, pero casi todos la improvisamos si nos regalan un último instante.
La perdiz hizo soberbio su acabamiento, buscando igualar al águila a quien nunca alcanzaría. Uno, dos, aletazos más, hasta que el músculo no obedeció. Ya no llegaba a ellos nada de sangre, se había secado todas las venas de su cuerpo.
Allá arriba, agotada la trayectoria ascendente, el inútil, pero bellísimo esfuerzo, culminó en una macabra voltereta. Parecía que el viento quisiera ser más denso, para sostenerla por un instante más. Pero lo más cálido había cedido para siempre el movimiento.
Y sin ánima, la perdiz, muerta allá, más arriba que nunca, pasó de ser ternura con alas a guiñapo despeñándose.
Dos decenas de volteretas más y golpeó el suelo y se levantó una nube de polvo y tembló la dehesa entera.
Ya no más ojeos en las madrugadas de marzo.
Ya no más la incubación.
Ya no más los catorce polluelos tras ella.
Ya no más esa mirada a todas partes al mismo tiempo.
Ya no más la sagacidad que derrotaba al raposo y al águila.
Ya no más la sonora estampida de cuando tropezaba con alguno de nosotros.
Las fauces del can destrozando aún más unas plumas enfriándose y una mano culminó la desolación ahorcando al muerto de su cintura.
Lo vi y mejor olvidarlo.
Ellos sacan alegría de la muerte. Parece que encuentran acertadas las reglas del juego y al parecer por eso se disfrazan como si fueran a la guerra. Y acaban haciéndosela a quienes no les agreden y ni siquiera les amenazan.
Y yo sigo preguntándome ¿Dónde está el enemigo?
Y es que, al menos yo, nunca lo he visto.
Cuando la bala de plomo hirviendo le entró a través de su suave plumón y acabó clavándose en el hígado, la perdiz se hizo olímpica. Quisó volar más alto, más fuerte, más rápido. Y es que sólo el terror y la muerte contagian los delirios del hombre.
Una rabia incadescente invadió sus aletazos hacía un punto sin el más mínimo sentido. Había ya escuchado el ruido del disparo, siempre más lento que su efecto, pero ya no cabía salvación alguna. La traición se había consumado.
A nadie nos dan lecciones de muerte digna, pero casi todos la improvisamos si nos regalan un último instante.
La perdiz hizo soberbio su acabamiento, buscando igualar al águila a quien nunca alcanzaría. Uno, dos, aletazos más, hasta que el músculo no obedeció. Ya no llegaba a ellos nada de sangre, se había secado todas las venas de su cuerpo.
Allá arriba, agotada la trayectoria ascendente, el inútil, pero bellísimo esfuerzo, culminó en una macabra voltereta. Parecía que el viento quisiera ser más denso, para sostenerla por un instante más. Pero lo más cálido había cedido para siempre el movimiento.
Y sin ánima, la perdiz, muerta allá, más arriba que nunca, pasó de ser ternura con alas a guiñapo despeñándose.
Dos decenas de volteretas más y golpeó el suelo y se levantó una nube de polvo y tembló la dehesa entera.
Ya no más ojeos en las madrugadas de marzo.
Ya no más la incubación.
Ya no más los catorce polluelos tras ella.
Ya no más esa mirada a todas partes al mismo tiempo.
Ya no más la sagacidad que derrotaba al raposo y al águila.
Ya no más la sonora estampida de cuando tropezaba con alguno de nosotros.
Las fauces del can destrozando aún más unas plumas enfriándose y una mano culminó la desolación ahorcando al muerto de su cintura.
Lo vi y mejor olvidarlo.
Ellos sacan alegría de la muerte. Parece que encuentran acertadas las reglas del juego y al parecer por eso se disfrazan como si fueran a la guerra. Y acaban haciéndosela a quienes no les agreden y ni siquiera les amenazan.
Y yo sigo preguntándome ¿Dónde está el enemigo?
Y es que, al menos yo, nunca lo he visto.
lunes, 21 de febrero de 2011
martes, 15 de febrero de 2011
La verdad
They must find it difficult
Those who have taken authority as the truth
Rather than truth as the authority.
(Zeitgeist)
El lugar del crimen
Más allá de la sombra
te delatan tus ojos,
y te adivino tersa,
...como un mapa extendido
de asombro y de deseo.
Date por muerta
amor,
es un atraco.
Tus labios o la vida.
Luis García Montero
te delatan tus ojos,
y te adivino tersa,
...como un mapa extendido
de asombro y de deseo.
Date por muerta
amor,
es un atraco.
Tus labios o la vida.
Luis García Montero
lunes, 24 de enero de 2011
El analfabeto político
El peor analfabeto es el analfabeto político.
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles,
del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Bertolt Brecht
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