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sábado, 27 de febrero de 2010

Invisibilidad

Todo lo que se pueda decir es mentira;
el resto es silencio.
Sólo que el silencio no existe.
Las palabras no hacen el amor,
hacen la ausencia.
Si digo agua, ¿beberé?
Si digo pan, ¿comeré?
Lo que pasa con el alma es que no se ve.
Lo que pasa con el espíritu es que no se ve.
¿De dónde viene esa conspiración de invisibilidad?
Ninguna palabra es visible.

"El lado oscuro del corazón 2"

lunes, 15 de febrero de 2010

Déjame enredarme (Amante)

AMAR

Déjame enredarme en cada mechón de tu placer desconocido. Anudándolo a mis pies cuando me sujeten las piernas a tus hombros. Abierta de par en par. Totalmente anegada. Rendida. Colmada. Préstalo a mi boca, que mi lengua lo recorra, que lo empape de mí. Dáselo a mis diez juguetes calientes, enmarañados en tu nuca, ensimismados con su premio. Arrástralo por cada punto cardinal. Barre con él mi latitud. Recréate en mis colinas, sin tiempo, sin prisa, mientras mi cuello te ofrece su sangre ardiente. Muévete tan dentro, tan hondo, tan duro… déjale volar en cada entrada, en cada salida. Prometo excitarlo. En un clímax sedoso, largo, oscuro, perfecto. Regálame tus labios húmedos, mientras tu pelo observa en mis caderas. Una vez solamente. Nada más un encuentro. No puedo esperar mucho más. Enrédame ahora.

AMANDO

Quiero más. Más aliento. Toda tu piel. Grande, suelta, tu mirada jugosa. Voy a girar el mundo, los hemisferios cambiados, yo tomo el control. Subida en la llanura nevada de tu ombligo. En tu línea más recta y meridiana. Tan suelta como tu melena retorciéndose en la almohada. Lasciva la simetría perfecta de las distancias cuando se acortan, dejando de existir. Fundida en cada centímetro de tu sexo, no permito a mi garganta ahogar ni un susurro, todo es mío. Y puedo volar más allá de este cielo porque te has rendido, nadas en mi océano y respiras mi agua. La sal convierte tus lágrimas en gozo. Provocando la marea convulsa de tus manos. Mientras la espuma se acerca y se aleja. Yo detengo el ritmo, abrazo mi cuerpo al tuyo, no hay prisa.
Te enredo. A mi antojo.

AMADO

Tensos tus hombros me amarran, fuertes. Me invitas a lamer cada beso. Clavadas mis uñas en las sinuosas dunas de tu espalda. Tus muslos me provocan, me aprietan, me siembran. La brisa se excita… y gime. Las nubes descienden al tiempo que tú me elevas. Se dejan morder, tocar, rozar… y su sabor nos colma. Aquel que sólo tu y yo tenemos permiso para gozar. En secreto. Nunca en vano.

Un poema de Ana Arroyo

miércoles, 10 de febrero de 2010

Llorar a chorros

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.

Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.

Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


Oliverio Girondo

lunes, 8 de febrero de 2010

Lugares comunes

El despertar de la lucidez

"El despertar de la lucidez puede no suceder nunca pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo. Y cuando llega, se queda para siempre. Cuando se percibe el absurdo, el sinsentido de la vida, se percibe tambien que no hay metas y que no hay progreso.
Se entiende, aunque no se quiera aceptar, que la vida nace con la muerte adosada;
que la vida y la muerte no son consecutivas, sino simultaneas e inseparables.
Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia..."

El dolor de la lucidez

"Me preocupa que tengan siempre presente que enseñar quiere decir mostrar. Mostrar no es adoctrinar, es dar información pero dando también, enseñando también, el método para entender, analizar, razonar y cuestionar esa información.

Si alguno de ustedes es un deficiente mental y cree en verdades reveladas, en dogmas religiosos o en doctrinas políticas sería saludable que se dedicara predicar en un templo o desde una tribuna.

Si por desgracia siguen en esto, traten de dejar las supersticiones en el pasillo, antes de entrar en el aula. No obliguen a sus alumnos a estudiar de memoria, eso no sirve. Lo que se impone por la fuerza es rechazado y en poco tiempo se olvida. Ningún chico será mejor por saber de memoria el año en que nació Cervantes. Póngase como meta enseñarles a pensar, a que duden, que se hagan preguntas. No los valoren por sus respuestas. Las respuestas no son la verdad, buscan una verdad que siempre será relativa.

Las mejores preguntas son las que se vienen repitiendo desde los filósofos griegos. Muchas son ya lugares comunes, pero no pierden vigencia: qué, cómo, dónde, cuándo, por qué. Si en esto admitimos, también, eso de que "la meta es el camino", como respuesta no nos sirve. Describe la tragedia de la vida, pero no la explica. Hay una misión o un mandato que quiero que cumplan. Es una misión que nadie les ha encomendado, pero que yo espero de ustedes, como maestros, se la impongan a sí mismos: despierten en sus alumnos el dolor de la lucidez. Sin piedad. Sin límites".