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martes, 12 de abril de 2016

Reflexiones de Vila



No minimices tu valor comparándote con otros.
Son esas diferencias lo que nos hace seres especiales.

No hagas tus metas según lo que otros consideren importante, solo tú sabes lo que es mejor para ti.
Nunca tomes en vano las cosas cercanas a tu corazón, aférrate a ellas como te aferras a la vida, pues sin ella la vida no tiene sentido.

No permitas que tu vida se resbale por los dedos viviendo en el pasado o viviendo en el futuro.
Vive tu vida un día a la vez y podrás disfrutar todos los días de tu vida.
No te rindas cuando aún no tienes algo que ofrecer.

Nada es realmente en vano hasta el momento en que tu decidas dejar de intentarlo.
Es un hilo muy frágil lo que nos une a otros.

No tengas miedo de encontrar riesgos, así aprendemos a vivir.
No le cierres la puerta al amor diciendo que es difícil de encontrar
La manera más rápida de encontrar amor es dando amor.
La manera más rápida de perder el amor es aferrándonos muy fuerte a él.

No rechaces tus sueños, sino ten esperanza.
Si no tienes esperanza no tienes un propósito.
No corras por la vida tan rápido que olvides, no solamente donde has estado sino a dónde vas.
La vida no es una carrera sino una jornada para saborear cada paso.

https://www.facebook.com/pepon.vila.7?fref=nf

El Saco Mascota



Desde que era muy niño, Mateo dedicó todas sus energías a encontrar el Saco Mascota, el más famoso objeto que había creado el mago Cachuflo. 
Nadie sabía qué tenía dentro para hacerlo tan especial, pero según decían, era capaz de hacer todo lo que su amo le ordenara.

Mateo, convertido en un poderoso caballero, fue implacable en su búsqueda, superando todo aquello que se interponía en su camino, y cuando sus esfuerzos tuvieron recompensa y encontró el saco viviendo escondido en una cueva, se sintió el hombre más feliz del mundo.

Pero resultó que el saco estaba lejos de ser una buena mascota: gruñía cada vez que le pedían hacer algo, incluso aunque el caballero le amenazaba con sus armas; si algo se le metía en la cabeza no había forma de sacárselo, y no dejaba de morder, por más golpes que le daba para que no lo hiciera.

Decepcionado tras meses de aguantar tan insufrible mascota, Mateo decidió venderla en el mercadillo, pero era tan molesta e insolente, que apenas nadie se acercaba a preguntar por su precio. 
Entonces se le acercó Diana, una anciana mujer ciega, conocida de todos en aquella ciudad por su amabilidad y optimismo. 
-Yo me quedaré con tu mascota, aunque no tengo mucho para pagarte.

Mateo se sintió aliviado al deshacerse del molesto saco, pero al momento vio cómo el saco hacía todo tipo de juegos y cariñosas piruetas con la anciana. Lleno de sorpresa, lo arrancó de sus manos, pero nuevamente el saco se tornó agresivo e insufrible.

Entonces, rojo de ira, y tras arrojarlo al suelo, tomó su espada y lo rajó de arriba a abajo. 
Y al hacerlo, quedó petrificado. 
Por el roto comenzaron a salir cientos de pequeños Mateos, todos furiosos y gritones, que lanzaron toda su furia contra el caballero. 
Y posiblemente hubieran acabado con él, si no fuera porque Diana se agachó a tomar el saco, y al hacerlo, todos los Mateos se transformaron en amables Dianas, volvieron al saco, cerraron la abertura, y comenzaron a jugar con su nueva dueña...

Así comprendió Mateo que nada había malo en aquel saco que no estuviera previamente en él mismo, y con el mismo empeño con que persiguió el saco, se propuso mejorarse a sí mismo.

Y lo consiguió de tal forma, que cuando la adorable Diana le dejó el saco poco antes de morir, realizaron juntos tantas proezas y tan maravillosas, que darían para escribir cien libros.
Fuente: https://www.facebook.com/pepon.vila.7?fref=nf 

lunes, 11 de abril de 2016

Esperar a la primavera




Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, asi que buscó un árbol muerto y lo cortó. 
Luego, en la primavera, vio desolado, que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. 
Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tocón"
Y volviéndose hacia mí me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá". 


Robert Schuller