Archivo del blog

lunes, 25 de enero de 2010

Arenas Movedizas/Sables Mouvants

Demonios y maravillas
Vientos y mareas
A lo lejos ya el mar se ha retirado
Y tú
Como un alga que el viento dulcemente acaricia
En las arenas del lecho te agitas soñando

Demonios y maravillas
Vientos y mareas
A lo lejos ya el mar se ha retirado
Pero en tus ojos entreabiertos
Dos diminutas olas se han quedado

Demonios y maravillas
Vientos y mareas
Dos diminutas olas para ahogarme.

-----

Démons et merveilles
Vents et marées
Au loin déjà la mer s'est retirée

Démons et merveilles
Vents et marées
Et toi
Comme une algue doucement carressée par le vent
Dans les sables du lit tu remues en rêvant

Démons et merveilles
Vents et marées
Au loin déjà la mer s'est retirée
Mais dans tes yeux entrouverts
Deux petites vagues sont restées

Démons et merveilles
Vents et marées
Deux petites vagues pour me noyer.

Jacques Prévert

miércoles, 20 de enero de 2010

Tanto soñé contigo

Tanto soñé contigo que pierdes tu realidad.
¿Todavía hay tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo y besar sobre esa boca el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto soñé contigo que mis brazos habituados a cruzarse sobre mi pecho cuando abrazan tu sombra, quizá ya no podrían adaptarse al contorno de tu cuerpo.
Y frente a la existencia real de aquello que me obsesiona y me gobierna desde hace días y años, seguramente me transformaré en sombra.
Oh balances sentimentales.
Tanto soñé contigo que seguramente ya no podré despertar. Duermo de pie, con mi cuerpo que se ofrece a todas las apariencias de la vida y del amor y tú, la única que cuenta ahora para mí, más difícil me resultará tocar tu frente y tus labios que los primeros labios y la primera frente que encuentre.
Tanto soñé contigo, tanto caminé, hablé, me tendí al lado de tu fantasma que ya no me resta sino ser fantasma entre los fantasmas, y cien veces más sombra que la sombra que siempre pasea alegremente por el cuadrante solar de tu vida.

Robert Desnos

Los Amantes

¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.

Julio Cortázar

lunes, 18 de enero de 2010

Poema persa

PC080351

En cuanto oí mi primera historia de amor
empecé a buscarte,
sin darme cuenta de que la búsqueda era inútil.
Los amantes no se encuentran por el camino,
están ya en el alma de cada uno desde el principio.

JALAL AL-DIN RUMI

Momentos felices

Momentos felices.
Abrir nuestras ventanas, sentir el aire nuevo,
pasar por un camino que huele a madreselva,
beber con un amigo, charlar o bien callarse,
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro,
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarte nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

Gabriel Celaya.

La última cinta- Samuel Beckett

...el intento desesperado del hombre de conservarse y recuperarse a sí mismo mediante una grabación magnetofónica estropeada. Oírse a uno mismo es la última comprobación de la propia existencia. Hay ancianos que se sienten abandonados y de noche se hablan a sí mismos, se cuentan lo que ya no pueden contar a sus muertos queridos y lo que no quieren escuchar los vivos indiferentes.

Extraído de El escriba sentado de Manuel V. Montalbán.

viernes, 8 de enero de 2010

Aún me quieres?

Habían apagado la luz hacía aun par de minutos.
En la oscuridad de la habitación, apenas quebrada por los resplandores que provenían de la calle y se filtraban por la persiana,
el silencio ni siquiera se rompía por su respiraciones acompasadas, a las puertas de un sueño que se aproximaba.
Los dos estaban boca arriba.
Se rozaban.
Entonces ella formuló la pregunta.
- aún me quieres?
- qué?
- que si aún me quieres?
Sobrevino una breve pausa.
- qué clase de pregunta es esa?
- una pregunta.
- ya, pero...
- es por la hora o por la pregunta?
- por las dos cosas.
Hizo un movimiento que ella interpretó perfectamente.
- no enciendas la luz.

Diálogo de Jordi Sierra i Fabra.

Gracias, Rafa.